Miro las noticias y pienso con la mirada perdida: “este caos ya lo viví, o al menos, ya lo leí”. Nuevamente escucho excusas tratando de justificar múltiples llamados a la intolerancia, gritos de venganza y discursos vacíos plagados de bonitas palabras ya los había escuchado. Tal vez sea mi mala memoria, pero cuando escucho en una misma palabra fuerzas policiales o militares y universidad nunca espero nada positivo en el desenlace. Son demasiadas las llamadas masacres universitarias que manchan a mi tierra.

La historia siempre es importante, es por esa razón que la corta memoria de los latinoamericanos en más de una ocasión nos ha jugado una mala pasada. Si le creyera a los expertos en estadísticas sentiría un leve optimismo pues todos han proyectado un bajo crecimiento de la economía durante 2020, crecimiento que no se materializará en países como Argentina o Venezuela. La pregunta sin responder es donde se verán los beneficios. Ya regresan las denominaciones de capital golondrina, gorilas y oligarcas a la prensa regional. Ya hay quienes hasta piensan que el pecado siempre llega del exterior, mientras otros en maniobras tan endofóbicas como enfermizas piensan que la culpa la tienen los vagos que no quieren trabajar.

No obstante, las pasadas semanas nos han mostrado que mucho más allá de las cifras en el cuaderno de turno hay un gran listado de seres humanos que hoy, no mañana, no cuentan con dinero suficiente para subsistir. Personas que desean hoy, no mañana, que sus hijos puedan tener una educación de calidad mientras no soportan hambre. Para estas personas, hablar de un crecimiento del PIB de 0.7% según cifras del BBVA Research no significa mucho. Decir que no se sacrifican cuando se levantan a las 5 de la mañana para tomar varias líneas de transporte público y tardar de 2-3 horas cada via de la casa al trabajo y del trabajo a la casa gastándose un cuarto de su sueldo en este trajín no se resuelve levantándose más temprano como ridículamente afirmó un presidente. La falta de empatía es agobiante, ¿tan lejos estamos de quienes viven a pocas cuadras de nosotros?

El descontento no solo se ha quedado en las calles, sino que se ha visto reflejado en los procesos electorales de los países que han celebrado elecciones en los pasados meses. De esta manera, el gobierno de turno en Colombia sufre un fuerte golpe al no ganar ninguna de las posiciones de gobierno más importante del país. En Argentina la administración de derecho sufrió la esperada derrota dibujada en unas inexplicables elecciones de ‘mentiritas’ que sin importar quien sea su ganador garantizan la inestabilidad del país. Un poco más al norte, en Ecuador, los indígenas junto al resto del pueblo decidieron no quedarse callados y en Chile el presidente al que le forzaron creer en la empatía que prometía 5G se ve ahogado con llamados a una nueva constitución que derogue a la que para muchos protegía al dictador.

Otros movimientos que se han dado este año, en Puerto Rico en contra de un gobierno incompetente, clasista y corrupto logran hacer renunciar al gobernador que al parecer una vida de privilegios solo le enseñó a mofarse de sus compatriotas. Mientras en Nicaragua el gobierno actúa en contra los estudiantes como quien rememora las famosas canciones de protesta que para muchos en la región eran versos de rebeldía y esperanza. Allende nuestras fronteras, en el Líbano se clama por más democracia y menos corrupción. Y mucho más lejos, en Hong Kong la juventud nos da enseñanzas de esperanzas al enfrentarse a uno de los gobiernos autocráticos más poderosos del planeta.

Decido pararme, recorrer la habitación que momentáneamente me hospeda en la colonial ciudad de Popayán y regreso al papel para saber que tantas emociones, tantas pasiones, de no controlarse pueden llevar a resultados irracionales. Detesto a los Bolsonaros de derecha casi tanto como a los que piensan que construir un país se logra entregando todo gratis. No todo campesino es guerrillero, ni todo militar fascista. Hay ocasiones que me maravilla saber que como especie aun no nos hemos extinguido, ¿tan incompetentes somos luego de tantos intentos?

Tampoco me gustan quienes se presentan como protagonistas de una hagiografía para en medio de la demagogia presentar decisiones erróneas como grandes actos de humildad. No, no me gusta que me mientan sobre los costos de no utilizar un avión presidencial o de como las protestas son invalidas cuando se hacen en contra de quien ahora tiene el poder.

Es cierto que las tecnologías nos han mostrado hechos de suma violencia en Bolivia y Chile, pero también muestras de que la fe en la raza humana no debe perderse. Contrario a los setenta, el olvido que vivimos cuenta ahora con sistemas de comunicación global y para los más tradicionalistas engendradores de teorías conspiratorias, esta vez no hay un Kissinger. El antiguo monstruo del norte tiene sus propios problemas al ser liderado por un violador en serie confeso que cada vez que se le escucha me hace cuestionar: ¿y a nosotros es que nos llaman tercer mundo?

Ya no es tan fácil callar a la prensa o vender discursos inverificables con imágenes. La memoria perdida la llevamos en la página de Google del celular y los pronósticos macroeconómicos los contrastamos con las pancartas que en cada ciudad nos recuerdan que el pueblo tienen hambre y está cansado de vivir al margen de las elites metropolitanas.

La preocupación de muchos es la misma que tiene la gran mayoría de las personas: qué deudas pagar ahora o por qué cada vez me rinde menos el salario. Los más pudientes de esta clase media capaz que alguna vez se pregunten: ¿cuánto dinero tendría que ahorrar para poder comprarme un nuevo teléfono celular? Al menos me queda pensar que estos dispositivos son como piedras que desenmascaran la demagogia de quienes se piensan por encima del pueblo.

One thought on “Un presente preñado de pasado

  1. Comparto amigo.

    Y aprovecho para marcar la terrible desigualdad que impide la llegada de las TICs para muchos sectores: ¡terrible brecha digital!

    Paralelamente me preocupa la utilización de los desarrollos tecnológicos como una feroz penetración cultural ante la que estamos inermes.

    Muchos de los profesionales del sector (sean ingenieros, informáticos o comunicadores) se subyugan ante los nuevos desarrollos sin alcanzar a vislumbrar que cada ‘avance’ consolida aún más nuestra dependencia industrial y la no utilización de nuestras capacidades intelectuales que son muchas.

    Hace minutos he leído que la «ASOCIACIÓN 8K (8KA)» definió un standard para esa tecnología. ………………

    Como hombre que he dedicado mi vida profesional al audiovisual cada vez me convenzo más del poder de obnubilación que tiene la imagen; el peligro que encierra al dar todo cocinado sin posibilitar la reflexión ni activar la imaginación (cosa que no sucede con la radio ni con el libro, medios gráficos, lectura en general).

    Es obvio que no se puede (ni se debe) vivir al margen de la realidad mundial pero en LATAM, los Estados deben ser conscientes a nivel continental e instrumentar políticas y normativas conjuntas que atiendan al sector no sólo en el desarrollo homogéneo geográfico de servicios sino también en el área de investigación, desarrollo, y sobre todo fomento, industrial utilizando la capacidad e inteligencia operativa de la región que es mucha; caso paradigmático es el desarrollo satelital en ARGENTINA con las empresas estatales ARSAT e INVAP.

    Atte. Lic. Faustino Velasco.-

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