Comienza septiembre, el noveno mes de 2022, y el sector de telecomunicaciones del país parece estar empecinado en quedarse en el mismo lugar. Los avances que se van dando parecen ser esfuerzos unilaterales de un sector privado que al ritmo que permite su modelo de negocios va lanzando nuevos servicios en el mercado. Aunque de forma callada, maniatado, el ente regulador continúa cumpliendo con sus labores de monitoreo del mercado, aunque mucho más débil que hace doce meses.

¿Cuál sería el diagnóstico del sector en estos momentos? Desafortunadamente, no tengo buenas noticias. Basándome en un listado de anhelos que publiqué en diciembre del año pasado, los pendientes que ya estaban tarde a finales de 2021 continúan sin ser atendidos.

En primer lugar, pedía “que se cumplan las leyes y el ejecutivo finalmente nomine a las mujeres que se suponen sean las nuevas comisionadas del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) antes de que expire a finales de febrero el termino de otro comisionado”. Llegó el 1 de marzo de 2022 y Adolfo Cuevas dejó de ser comisionado y siguiendo la constante de la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Esta inacción hace que la administración, como escribí entonces, coquetee “con instancias de crisis constitucional al rehusarse (no puedo pensar que sea olvido) a cumplir con los mandatos de la constitución y presentar al senado candidatos a suplir las vacantes de los entes autónomos en apostar de mal forma con el bienestar de la población. El daño que se hace al mundo de la tecnología con cada día que pasa sin todos los comisionados que se supone posea el IFT con nombramiento y trabajando por el bien del país va en detrimento del desarrollo, la inversión y la certeza jurídica que inspira el cumplimiento de la constitución nacional”.

La situación se ha deteriorado tanto que el IFT ha impuesto una demanda al ejecutivo para forzarlo a cumplir con sus responsabilidades y nombre a los tres comisionados que le faltan al regulador mexicano.

En segundo lugar, expresé mi deseo sobre la creación de un plan de conectividad nacional que disminuyera “las diferencias en accesibilidad a las telecomunicaciones (que sea claro que no escribí cobertura, también importante, sino accesibilidad) por parte de los habitantes de las zonas con menos densidad poblacional, más apartadas, mayores índices de informalidad laboral y un poder adquisitivo reducido. Dicho de forma más directa, las poblaciones más pobres del país”.

México precisa un plan nacional de conectividad que sirva para llevar “cobertura, acceso a las redes y ofertas de servicios que sean accesibles a las zonas más vulnerables. Se desea un plan de expansión de cobertura, una definición de subsidios para ofrecer conectividad a los más pobres y soluciones para que este segmento de la población pueda adquirir teléfonos baratos que puedan conectarse a las redes de telecomunicaciones existentes en su localidad. Asimismo, este plan debe definir como se solventarán las necesidades de infraestructura civil que posee el país y que podrían ser un freno al momento de llevar servicios a hospitales, escuelas y centros de gobierno de municipios rurales”.

La respuesta hasta el momento ha sido apropiarse del rol de la red compartida y convertir a esta entidad en la estrategia de conectividad del gobierno, apoyándose en otra entidad de gobierno llamada CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos. Una estrategia que mayormente pretende revender algo que ya existía y limita la conectividad a tener acceso a Internet, la educación en destrezas digitales no se considera.

El tercer deseo precisamente se derivaba de este punto al expresar la esperanza a que “las entidades de gobierno del país se den cuenta de la importancia de la educación y comience a contemplar la necesidad de impulsar la inclusión de las TIC en todos los niveles de aprendizaje. En un futuro cercano el impacto de las TIC creará una escasez de expertos debido a la alta demanda de los mismos gracias a la adopción del Internet de las Cosas, la computación en la nube, la analítica, la ciberseguridad y el blockchain, entre otras tecnologías. Asimismo, otras profesiones verán que el mundo digital las comienza a impactar directa e indirectamente por lo que una revisión del currículo para insertar como las TIC impactan ese segmento del conocimiento es un elemento necesario para quienes desean mantenerse competitivos en el escenario mundial”. Poco o nada se ha hecho en este aspecto en las distintas agencias del gobierno federal. 

El cuarto deseo apuntaba a la llegada de 5G como catalítico de la transformación digital del país. Integrando su llegada a una estrategia impulsada por el gobierno para acelerar su impacto en el crecimiento económico y desarrollo social. “Así como en Chile se han creado iniciativas para colaborar con centros universitarios en el desarrollo de aplicaciones y productos que trabajen con 5G, lo mismo podría hacerse en México. Por otro lado, el acercamiento transversal en la planeación de la adopción de las nuevas tecnologías por las distintas entidades de gobierno al momento de lanzar soluciones que pueda utilizar la población es algo que ya se está materializando en países como Colombia, Paraguay y República Dominicana”.

La llegada de 5G ha sido impulsada por dos operadores de telecomunicaciones como parte de su estrategia para mejorar la oferta de servicios que ofrecen a sus clientes. Cómo aprovechar estas nuevas tecnologías para mejorar la calidad de vida de los mexicanos es una discusión aun pendiente para el poder ejecutivo.

Mi quinto deseo se centraba en la celebración de esa discusión, pues de la misma podría darse la eventualidad de que “el gobierno federal comience a considerar la llegada de 5G y la expansión en la capilaridad de fibra óptica como tema de desarrollo económico nacional. De esta forma, se estarían fomentando el desarrollo de programas que busquen la forma de estimular la adopción de estas tecnologías en los distintos segmentos verticales de la economía local. Así como Brasil ha formulado un plan para integrar el Internet de las Cosas en los distintos sectores de la economía para hacerlos más eficientes y productivos, de la misma manera el gobierno de México debería estar explorando como sacar provecho de las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías”.

Desgraciadamente ninguno de estos deseos se ha materializado. Según dije en ese momento “nada de lo anteriormente deseado es novedoso y ya distintos países de América Latina han comenzado a implementar en sus fronteras estas iniciativas. Lo que se pide sencillamente es utilizar el sentido común colocando al ser humano como centro de la política pública para que de esta manera cada nueva norma tenga como finalidad beneficiarlo directamente”.

Por esta razón, parafraseando la pregunta con la que concluí mi listado original, ¿Acaso es tan difícil trabajar para alcanzar estos objetivos?

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