La gran noticia de los últimos días fue que Orange, el mayor operador de telefonía fija de Francia, dejaría de vender líneas de telefonía fija conmutada. Este anuncio causó numerosas reacciones alrededor del mundo con las más extremas reflejadas en titulares grandilocuentes tales como “el final de una era” o “la muerte de un servicio” de 139 años.

Desde mi óptica, un acercamiento más correcto sería ver esta decisión como lo que es, una consecuencia de la innovación tecnológica que reduce a la telefonía – tanto fija como móvil – a un lugar secundario como servicio de valor agregado. La proliferación de numerosas aplicaciones que compiten con la telefonía como medio de comunicación fuerza una redefinición del rol de este servicio y la búsqueda de alternativas que incrementen la generación de ingresos por medio de la diversificación de servicios que pueden ser ofrecidos por la última milla.

Antes de comenzar me parece necesario aclarar la noticia originada en la tierra de Sartre, Derrida y Juana de Arco, lo que se deja de vender desde noviembre de 2018 son las tradicionales líneas de telefonía fija soportada por un par de cobre. Los nuevos usuarios podrán contratar servicios de telefonía fija basados en IP, lo cual no es ni novedoso ni revolucionario pues cientos de operadores grandes y chicos alrededor del mundo venden servicio de telefonía IP desde hace más de una década.

El cambio impactará principalmente a las zonas rurales de Francia, estas experimentarán una migración que tiene como una de sus consecuencias – aparte de la modernización de su infraestructura – la expansión del mercado potencial de clientes para su oferta empaquetada de Internet, telefonía y televisión paga.

Las pruebas hechas en catorce comunas de Finisterre en Bretaña mostraron que los clientes que fueron migrados al servicio IP no experimentaron ningún problema independientemente de si contrataban una línea residencial o de negocios. Asimismo, el operador comunicó a sus 9,4 millones abonados a telefonía fija conmutada que no cuentan con acceso a Internet no deben sentirse preocupados por un cambio en el servicio. El anuncio lo que indica es el inicio de una migración de su red que debería concluir en el 2023.

No obstante, el lanzamiento en 1946 de la primera red MTS en Saint Louis, Missouri, el declive de los servicios fijos era cuestión de tiempo. Era una competencia desleal donde la longevidad de un modelo atado a un punto geográfico se mantenía viva gracias a los altos costos de un modelo que llevaba la comunicación al individuo. En otras palabras, hablamos de un cambio radical en el comportamiento de las personas y de la visión que estas tienen sobre el rol de las telecomunicaciones.

La desaparición de las líneas fijas conmutadas en muchos lados será limitado a un debate semántico pues la mensualidad por la infraestructura alámbrica que sigue conectando la última milla del hogar (sea cobre o fibra) en la mayoría de los casos se continuará facturando. No hubo desaparición de infraestructura, sino una migración en el servicio adquirido por el cliente final que de telefonía pasó a banda ancha.

Cabe mencionar que antigua la renta mensual por telefonía conmutada podría incrementar en aquellos hogares que apuesten a contratar servicios de banda ancha. Una posibilidad aún más factible en aquellos mercados con un acercamiento a la neutralidad de red similar al impuesto en Estados Unidos durante la administración del Presidente Trump.

La migración de servicios conmutados a redes 100% IP no es un cambio menor pues supone grandes inversiones en el recambio de equipos que necesitan funcionar con las nuevas capacidades de transmisión de datos que se prometen. Redes alámbricas que simultáneamente se convertirán en componentes claves del despliegue de redes inalámbricas más avanzadas. Toda tecnología de descarga de tráfico de una red móvil, tarde o temprano tiene que llegar a ese lugar cableado que se conecta con la red dorsal del país.

Desde otra perspectiva, lo que ocurre en parte del territorio francés debería servir como alerta a numerosos entes de regulación alrededor del mundo que durante décadas han cuantificado las líneas de telefonía de forma errónea al equipararlas con las de telefonía móvil. Error que con los adelantos tecnológicos transportaron al mundo de la banda ancha fija al equipararla de manera casi demagógica con la móvil queriendo vender la idea de que los parámetros de uso en ambos casos es idéntico pues se basan en redes de desempeño similar y una estructura de costos casi idéntica.

Ahora que la telefonía en cualquiera de sus versiones se reduce a ser un servicio de valor agregado, sería interesante ver cómo los distintos gobiernos modifican sus métricas para contabilizar de forma apropiada el uso de la tecnología por la población. Interesante porque casa día que pasa la infraestructura de telecomunicaciones incrementa su rol de tubería aprovechada por terceros para llegar al individuo. ¿Cómo en un mundo de aplicaciones las autoridades de gobierno podrán medir y contabilizar la capacidad que tienen los residentes de su jurisdicción de utilizar la tecnología?

Es importante reconocer que así como la telefonía ha ido evolucionando, otros servicios como el acceso a servicios audiovisuales también han ido mutando. La oferta de contenidos cada vez es mayor y con un número creciente de alternativas. Por consecuencia, los antiguos modelos comerciales de la televisión abierta, la radio y la televisión paga han visto erosionar sus fuentes tradicionales de ingreso.

También hay que reconocer que la historia pesa y los reclamos por trato disímil hacia los Departamentos de Ultramar de Francia que por tantas décadas hizo un antiguo alcalde de Fort-de-France reemergen del pasado. Al menos en el Caribe, los planes de modernización de las redes de telefonía fija por el momento no estarían incluyendo a los departamentos franceses de Guadalupe, Martinica o la Guyana Francesa.

La noticia que nos llegó de Francia más que un fin, fue un recordatorio a toda una industria. No se trata de comenzar o terminar con un servicio, como tal vez nos recordaría Darwin, es un simple caso de evolucionar o morir. Aunque estoy casi seguro que Césaire le ripostaría: hay quienes nacen muertos.

Referencias

Las imágenes son de Pixabay.

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