Los servicios de telecomunicaciones han cobrado mayor importancia a nivel global con la llegada de la presente pandemia del COVID-19. Labores rutinarias que requerían interacción presencial han ido migrando paulatinamente a comunicaciones por medio de distintas plataformas de telecomunicaciones, siendo aquellas de mayor protagonismo las que soportan los servicios móviles.

La ubicuidad del uso del celular lo convierte en el canal preferido por autoridades de gobierno y empresas privadas para intentar comunicar al mayor número de personas posibles las novedades relacionadas con el COVID-19. La lista es larga e incluye desde simple información horaria de los lugares donde se están efectuando pruebas para detectar la enfermedad, hasta servicios más complejos de telemedicina, finanzas, teleeducación y gobierno electrónico.

Claro que para muchos esto no representa una sorpresa pues las redes que ofrecen servicios móviles vienen teniendo desde hace años un rol protagónico en la masificación de estos servicios básicos al incrementar su adopción por la población. La llegada del COVID-19 ha impulsado su masificación y el lanzamiento de un mayor número de aplicaciones que buscan solucionar problemas de los usuarios mientras se mantiene el distanciamiento social.

El rol que cumple el servicio celular para promover el bienestar de la población es bastante amplio. No obstante, su realidad está lejos de ser color de rosa pues mientras en otros mercados los gobiernos buscan formas para potenciar la cobertura poblacional de las redes móviles, en México el interés gubernamental se centra en hacer caja con las concesiones de espectro para servicios móvil, o dicho de forma sencilla, recaudar dinero que le ayude a cuadrar su presupuesto.

Por su parte, en Colombia la oposición al modelo recaudatorio fue uno de los elementos que justificó la modificación de la ley de telecomunicaciones de este país. Resulta paradójico que la primera subasta de espectro radioeléctrico que toma lugar luego de aprobarse la nueva ley apuntaba a que la recaudación fuese un elemento esencial del proceso al determinarse un precio mínimo por MHz/POP superior al observado en procesos similares a nivel Latinoamericano. Por ejemplo, el precio por MHz pagado por la banda de 700 MHz, US$ 0,34, es el más alto registrado en América Latina en procesos de subasta.

De todas formas, hay que hacer la salvedad del 60% del monto a pagar por espectro radioeléctrico un 60% se deduce de inversiones en infraestructura y el 40% remanente en pagos por 17 años. Claro que este artilugio no fue suficiente para impulsar a un operador móvil del mercado a participar en la subasta pues alegaba que las zonas de cobertura impuestas no ofrecen un retorno de inversión en tiempo razonable.

El modelo recaudatorio que aparentemente se mantuvo inmóvil durante poco más de dos décadas, parece haber caducado. Los operadores móviles ya no se presentan tan dispuestos a pagar grandes porcentajes de sus ingresos por porciones de espectro prefiriendo en algunos casos regresar frecuencias al gobierno. Medidas como las adoptadas en Colombia muestran que algunos reguladores de telecomunicaciones de la región están entendiendo como el mercado se ha transformado en los últimos años. Desgraciadamente, muchas de las personas que toman las decisiones sobre el mercado de telecomunicaciones no comprenden el impacto que tiene este sector en la economía o como actúa como columna vertebral de muchas iniciativas de desarrollo.

Sin embargo, es preciso que se repase que otros servicios dependen directamente de la masificación de los servicios móviles. Comenzando con salud, existe un estudio llevado a cabo por la Organización Mundial de Salud y el Banco Mundial donde se identifica a los servicios de salud móvil como la forma más barata de digitalizar y masificar el acceso a servicios de salud en mercados emergentes. Por esta razón, numerosos países han estado integrando servicios móviles a dicha industria ya que es la forma más rápida para que la población acceda a estos servicios. Esta información se complementa con un estudio reciente llevado a cabo por expertos en medicina del Instituto Wyss de la Universidad de Harvard, en donde identifican a los servicios de salud móvil como esenciales para ayudar a mitigar, y en un futuro eliminar, el impacto del COVID-19 u otras enfermedades contagiosas en la sociedad.

Durante los pasados meses se ha observado un gran crecimiento de la teleeducación como método de enseñanza. En este sentido, un estudio publicado por el Centro de Innovación Tecnológica del Instituto Brookings de los Estados Unidos considera a los servicios móviles como el catalítico para la mejora de la educación por su gran adopción por la población. Asimismo, durante la presente pandemia causada por el COVID-19, la UNICEF ha publicado un informe donde los servicios móviles juegan un papel protagónico en la implementación de esquemas de teleeducación en países emergentes.

Las redes móviles, tal como se ha mencionado anteriormente, permiten que los gobiernos se comuniquen con la población de manera más rápida y masiva. Varios estudios publicados por la UIT, el Banco Mundial, el Parlamento Europeo y la OCDE, entre otras entidades, resaltan la importancia de los servicios móviles como elemento esencial para la utilización de servicios de gobierno electrónico por parte de la población. La importancia de los dispositivos celulares como plataformas de acceso a las plataformas de gobierno electrónico se incrementa en mercados emergentes.

Finalmente, en un mundo donde se tiene que limitar la exposición a elementos que puedan intercambiar de manos de forma frecuente, el Fondo Monetario Internacional ha identificado los servicios bancarios por medio del celular como esenciales para incrementar el bienestar de la población durante la presente pandemia de COVID-19, pues entre otras cosas permite reforzar directivas de distanciamiento social. El G20 también ha identificado a la banca móvil como un componente esencial para la inclusión financiera de la población.

La importancia de los servicios móviles en tiempos de COVID-19 no tiene paralelo en la industria de telecomunicaciones. Ninguna otra plataforma tecnológica (v.g. fibra óptica, satélites, par de cobre, etc.) alcanza de forma directa a un mayor número de ciudadanos. Es por esta razón que se debe considerar a los operadores móviles como actores fundamentales para el desarrollo y bienestar de la población, reconociendo que las otras plataformas tecnológicas sirven de apoyo cubriendo los escasos nichos poblacionales a los que en la actualidad no accede la cobertura de las redes móviles.

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