Nos encontramos a pocas semanas de que termine un año más de la era digital que comenzó hace poco menos de un siglo. Como se puede ver en diversos anuncios y comerciales, el surgimiento de nuevos dispositivos, aplicaciones y servicios que parecen desafiar los límites de la creatividad humana. Aquello que apenas hace unas décadas parecía ciencia ficción hoy es parte esencial de nuestro diario vivir. Simplemente la innovación no tiene límites, aun cuando las voces más sombrías nos advierten de la posibilidad del efecto singularidad, el advenimiento del Terminator.
Claro que el periodo de fiestas de fin de año no se limita a las grandes urbes y muchos (usualmente los que lo pueden costear) en estos días deciden tomarse días lejos del caos citadino para compartir con la naturaleza. Ir a esas zonas campestres donde el trabajo básico no se ha modificado mucho en varios siglos como tampoco la importancia que les puede dar el gobierno central – ya sea federal, estatal, provincial o departamental – a la mejora de la infraestructura básica.
Desde Pueblos Mágicos a chozas de paja en los Andes, la variedad de hostelería nunca deja de sorprender al viajero. Solo un par de monedas para que puedan encontrar su nahual, beber alguna que otra bebida fermentada y comenzar el viaje estático donde algún animal decide aparecerse para dejar marcado al viajero.
Quizás sea parte de ese sueño idílico intentar llegar a playas o ríos remotos luego de horas por rutas sin pavimentar que nos hacemos ciegos del gran número de hogares que pasamos en el camino. Siempre está el que ve con ojos positivos la falta de señal del celular pues eso “nos acerca más a la naturaleza”. Ese acercamiento a un espacio definido erróneamente en la mente de cada visitante significa un alejamiento para quienes viven desconectados del mundo digital en el Siglo XXI.
Admito que no todos los funcionarios de gobierno de América Latina y el Caribe se han hecho sordos de las necesidades de quienes aún no se encuentran incluidos en el mundo de la conectividad. Simplemente los esfuerzos han sido pocos y, desafortunadamente, un gran porcentaje de los mismos mal concebidos. Por ejemplo, ¿cómo se puede hablar de conectar a los desconectados cuando las redes de fibra óptica siendo desplegadas para este fin se acomodan junto a las ya presentes del sector privado? ¿Cómo hablar de estrategias digitales si las conversaciones preliminares no logran sobrepasar, cuando tienen éxito, una financiación que no excede un término presidencial?
Como si fuera poco tambien tenemos la mala costumbre del copiar y pegar. Tal vez sea por lo fácil que resulta no pensar y colocar lo ideado por otro aunque las interrogantes que se respondan no sean exactamente idénticas. Si ocurre un problema seguramente será bajo el mandato de otra administración, impactará su presupuesto y los nombres que tendrán que pasar los escrutinios de la prensa serán otros. Así de baratos ideológica y moralmente aparente somos.
Lo que es para algunos incomprensibles es que la tecnología para que tenga un impacto innovador no necesita ser acompañada de estrategias de valoradas en millones de dólares ni de equipos de soporte que pueden descuadrar el presupuesto nacional. La necesidad es tan amplia en una región donde más de 200 millones de personas aún no poseen servicio móvil y un número mayor no se conecta a Internet que simple cobertura de servicios de banda ancha acompañada de dispositivos básicos y mucha creatividad es suficiente para lograr un impacto positivo en la comunidad.
La más grande inversión para un hospital rural con puros practicantes universitarios es en capital humano, son conexiones en hospitales de varias ciudades en el que médicos graduados con amplia experiencia puedan revisar fotos y otros escritos que reciban de los practicantes cuando estos no puedan determinar dentro de un tiempo adecuado la dolencia de un paciente.
Permitir que en un local de la alcaldía de un pueblo se puedan bajar e imprimir documentos de gobierno y luego de ser llenados puedan ser escaneados y enviados por email le ahorraría un gran porcentaje del salario mensual a muchísimos campesinos. Sobre todos a aquellos que si se toman un día libre corren el riesgo de ser despedidos.
Ojala en el 2019 surjan más iniciativas enfocadas a resolver esos problemas del ahora mientras que los grandes proyectos siguen siendo discutidos. La necesidad no juega a nuestros mismos tiempos.
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La imagen es de Pixabay.