La historia tiene esa mala costumbre de repetirse. Aquí en las postrimerías de 2018 nos llegan anuncios desde Buenos Aires, Argentina, donde el gobierno con un orgullo inentendible nos avisa que en los próximos meses deseas asignar espectro radioeléctrico adicional. El objetivo es que cada operador móvil del mercado alcance hasta unos 140 MHz para que pueda alistarse a lanzar 4G y preparar el camino para la famosa 5G.

La idea de los topes de espectro radioeléctrico es para asegurar que existe una distribución equitativa de este activo entre todos los proveedores de servicio móvil presentes en el mercado. Quiero aclarar que e importante para los gobiernos de la región asegurarse que la administración del espectro radioeléctrico siempre considere importante ver que los distintos operadores de mercado posean distintas frecuencias pues esto tiene un impacto directo en el CAPEX de cada uno de ellos.

También es pertinente señalar que en el caso argentino hay voces que piden que el tope de espectro se incremente a 180 MHz por operador. Sin embargo, seamos dadivosos y pensemos que el nuevo tope en este país sudamericano es de 200 MHz, que el monto para llegar a esta meta será asignado en los próximos meses, que serán bloques totalmente limpios y listos para ser utilizados comercialmente de forma inmediata.

El resultado sería, teniendo en consideración que hay tres operadores móviles, una asignación total de 600 MHz en Argentina o poco menos de la mitad de los 1960 MHz que sugiere el brazo de telecomunicaciones de la Organización de Naciones Unidas, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) que debe asignarse para 2020.

No obstante, hay que ser positivo y pensar que a la segunda mayor geografía de América Latina entran dos nuevas empresas a competir con servicios móviles construyendo sus propias redes. De esta forma los esfuerzos del gobierno de buscar nuevas inversiones se comienzan a cumplir y el resto de los gobiernos de la región se quedan con cara de sorpresa pues a pesar de todos sus esfuerzos no han sido capaces de atraer en lo últimos cinco años a ninguna empresa móvil con cobertura nacional.

Ante esta inusitada competencia de cinco redes móviles con cobertura nacional el total de espectro a ser asignado sería de 1000 MHz, aún lejos del 1960 MHz que recomienda la UIT.

Lo anterior sin entrar en la discusión de bandas de espectro radioeléctrico medias o milimétricas en las que ya se está sugiriendo hasta 18.7 GHz adicionales para todo el mercado necesarios para un despliegue de 5G. Como se puede observar, aun cuando los gobiernos latinoamericanos quieren darnos buenas noticias de cómo están administrando el espectro una revisión a las recomendaciones internacionales nos hace repensar la buena noticia para desdibujar la sonrisa e ir formulando en el rostro la preocupación de un aparente atraso que se minimiza cada vez más.

Así como uso de ejemplo a Argentina, podría fácilmente hablar de prácticamente cualquier país de América Latina. Muchos de ellos aún deben al mercado pedazos de espectro que debieron asignarse hace más de 20 años para viabilizar la entrada de tecnologías digitales en la región, el famoso 2G. Pero la realidad es que la gran mayoría aún no ha asignado todo el espectro que se esperaba fuese utilizado para 4G y por lo visto el 5G llegara en unos pocos meses a la región mientras las frecuencias que deberían utilizarse para estas redes, especialmente las milimétricas, no están siendo consideradas para subastarse a corto plazo.

¿Qué hacer ante tanta demora? Imagino que seguir sonriendo, seguir participando de conferencias donde se repite desde hace años la importancia del espectro radioeléctrico en el desarrollo de las telecomunicaciones y seguir confrontando al servidor público que piensa haber encontrado en las subastas de espectro radioeléctrico la fórmula para eliminar la pobreza del país. No hay mejor apoyo que unas palmaditas en la espalda luego de enfrentar a una adormecida audiencia cansada de escuchar el mismo libreto pero consciente de su débil rol en un entorno que fácilmente podría ser explicado por la teoría de conflictos y resuelto con un simple decreto navideño de esos llamados a ser urgentes y necesarios para la población.

Claro que lo anterior significaría un incremento de trabajo innecesario pues seguramente a nadie le importa el retraso local a nivel regional y a todos nos gusta las palabras de aliento por un trabajo supuestamente bien hecho. Ya luego se regañará a los operadores por no desplegar 5G, total lo que importa no es el fondo sino la forma. Tal vez sea mejor prender la radio y buscar alguna canción que nos calme el ánimo, por ejemplo una que dice: “no llores por mi Argentina”.

Referencias

La imagen es de Pixabay.

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