El pasado lunes 17 de abril de 2017 tuve el honor de participar en el “Taller de Inclusión Digital y adopción significativa de la banda ancha en las Américas” organizado en conjunto por la Comisión InterAmericana de Telecomunicaciones (CITEL) de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (OSIPTEL) de Perú.
Mi presentación original se centraba en hablar sobre la actualidad y el desarrollo de la tecnología 5G a nivel global. Sin embargo, a pedido de varios asistentes incluyendo el delegado por el gobierno de Guatemala y Oscar León, Director Ejecutivo de CITEL, utilicé mi tiempo para hablar de algunos de los desafíos que enfrenta la región en su camino por la digitalización de la sociedad. En otras palabras, en lugar de centrarme en los pasos a seguir en la evolución tecnológica de las redes inalámbricas de banda ancha, el foco de mi charla fue en destacar aquellos elementos que en el presente atrasan o bloquean el despliegue de estas tecnologías a través de la región.
El primer elemento que identifiqué fue la necesidad de asignar espectro radioeléctrico a nivel regional y obviamente las ventajas que ofrece la armonización. El mensaje fue sencillo, hay una gran demanda por espectro radioeléctrico para la oferta de servicios móviles que no está siendo satisfecha en la región. La recomendación de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) para 2020 es de 1960 MHz, pero en América Latina y el Caribe ni siquiera se llega a la mitad de la recomendación de esta entidad para 2015: 1300 MHz.
El desafío es muy fuerte porque no es simplemente celebrar procesos de asignación de espectro radioeléctrico sino que el mismo pueda ser utilizado de forma inmediata para poder brindar beneficios a los consumidores. Es importante visualizar la industria de telecomunicaciones como un ente complejo donde todo se relaciona. Si a los operadores no se les brinda el insumo necesario para operar, estos no podrán invertir en infraestructura lo que se traduce en menos puestos de empleo creados en el país pero también una caída en la facturación de los proveedores de infraestructura y dispositivos.
Esto a su vez frena la innovación, incluyendo el poder utilizar nuevas aplicaciones que precisen de dispositivos no disponibles en el mercado. De esta forma, plataformas que puedan facilitar el uso e implementación de estrategias de tele-salud, tele-educación, tele-trabajo o gobierno electrónico, entre otras cosas, no pueden ser explotadas en todo su potencial. Y como efecto dominó, quién termina siendo afectada es la estrategia digital que desea implementar el gobierno central.
La realidad es que en lo referente a asignación de espectro radioeléctrico estamos bastante atrasados como región pues no solo estamos atrasados en relación a las recomendaciones de la UIT, también de los cerca de 1500 MHz que podrían ser asignados a corto plazo nos encontramos con una falta de cronograma para que esto suceda o un acercamiento totalmente recaudatorio que dificulta la viabilidad de un retorno de inversión a corto plazo para quienes adquieran este insumo a sobre precio.
El sobre precio por licencias se puede traducir en una desaceleración en los tiempos de cobertura de nuevas tecnologías, menos subsidios de dispositivos, tarifas más altas o una combinación de todas las anteriores. En otras palabras, una estrategia recaudatoria solo sirve para que el consumidor de centros no urbanos – los que tardarían en acceder a las nuevas tecnologías – comience a vivir otra brecha digital cuando compare los servicios a los que tiene en comparación a los que reciben los habitantes de los grandes centros urbanos. Quienes más necesitan de nuevos servicios son los que tardarán más en acceder a ellos.
Obviamente todo lo anterior parece contradecir los esfuerzos de implementar una estrategia digital a nivel nacional en cada mercado de la región. Sobre todo si se tiene en consideración que la parte vital de cualquier iniciativa de política pública dirigida en esa dirección tiene que enfocarse en la parte de contenidos y no tan sólo en la infraestructura. Las redes son necesarias para viabilizar estrategias de desarrollo como las antes mencionadas tele-salud y tele-educación, entre otras, pero son los gobiernos quienes establecer un ambiente en el que se trabaje de forma conjunta entre distintos ministerios o secretarias para viabilizar y difundir estos servicios a nivel nacional. Hace apenas unos 3-4 años que cerca del 60% a 70% de los planes de conectividad de la región excluían contenidos. La conectividad sin contenidos es una conectividad limitada.
Regresando al tema de espectro radioeléctrico, los problemas no se limitan a la asignación de nuevas frecuencias sino también a la renovación de las ya existentes por periodos de tiempo reducidos que no invitan a inversiones de largo plazo. Las pretensiones económicas deben corresponder a las realidades de cada mercado, no se puede pretender cobrar por MHz/Pop la misma cantidad de dinero que en un mercado con 10 a 20 veces la cantidad de habitantes y un ARPU que supera los US$ 50 mensuales teniendo en cuenta que para América Latina el promedio de ARPU móvil es menor de US$ 9 a nivel regional.
Asimismo, atrasos en procesos como apagón analógico y encendido digital (no necesariamente requisitos para asignar parte de la banda de 700 MHz) hacen poco probable un uso eficiente de todo el espectro en esta banda a nivel regional en los próximos años.
Uno pensaría que esquemas como la existencia de un mercado secundario de espectro radioeléctrico serviría como una herramienta más para erradicar ineficiencias en la asignación de este activo. Desafortunadamente la existencia de esta regulación no garantiza la aprobación de estos pedidos que muchas veces son demorados con el fin de incrementar la demanda a los procesos recaudatorios de asignación de espectro radioeléctrico. Procesos que a veces han centrado su esperanza en la entrada de nuevos jugadores a una región donde el promedio de penetración móvil supera el 120%. El resultado en este énfasis de reservar espectro a nuevos jugadores ha sido mayormente el tener bloques de espectro sin recibir ofertas o la asignación de la misma a una entidad que simplemente no tiene dinero para hacer un despliegue a nivel nacional.
También es cierto que limpiar el espectro radioeléctrico para poder asignarlo para su uso no es una tarea fácil. Su nivel de dificultad variará dependiendo de quien lo esté ocupando. No es lo mismo que sean radios comunitarias que podrían ser reubicadas sin mayor problema a que sea su titular las fuerzas armadas que con simplemente argüir que es una cuestión de seguridad nacional mantener su espectro frenan cualquier intento de recuperación. Sin embargo, el problema principal que tenemos a nivel región es que en la amplia mayoría de los países no existe un cronograma que identifique cuales son las frecuencias que pretende liberar en los próximos años el gobierno para la oferta de servicios móviles.
La lección es clara, los gobiernos tienen que decidir cuál es su prioridad: fomentar una estrategia digital nacional o recaudar fondos para cubrir gastos de todas las agencias de gobierno. Y si la respuesta es promover un entorno donde las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) son vistas como protagonistas, entonces debe haber coherencia en todas las decisiones del gobierno. No se puede decir que se impulsa la adopción de las TIC cuando se imponen impuestos superiores al 40% a servicios de conexión a Internet.
Tampoco podemos obviar que la tecnología en si es neutra y que es la regulación la que le impone barreras artificiales a la hora de proveer servicios. Claro que la estructura de costos cambia según la plataforma tecnológica utilizada para ofrecer un mismo servicio, pero es contradictorio de hablar de la promoción de la convergencia cuando la regulación continua siendo por servicio. Aquí el problema puede estar en el letargo que lleva la regulación con la innovación tecnológica pero tampoco podemos pecar de inocentes y pensar que las decisiones políticas no juegan un rol prioritario al tomar decisiones que no parecen ser a favor de los consumidores.
Finalmente, hay que considerar que cualquier plan de desarrollo de nuevas tecnologías de banda ancha móvil a nivel nacional tiene que tener un fuerte componente de desarrollo de fibra óptica. La forma más sencilla de predecir donde se colocarán las antenas de banda ancha móvil avanzada es ver un mapa del despliegue de fibra de un país. Aquellas zonas sin fibra óptica, difícilmente podrán experimentar el despliegue de 4G o 5G en un futuro cercado. Aquí la pregunta inevitable es, ¿si los gobiernos quieren acabar con las diversas brechas digitales y conectar al 100% de la población (al menos como objetivo utópico) por qué en muchos casos el despliegue de fibra en sus planes de conectividad excluye esas regiones pobres carentes de conectividad y replica la infraestructura donde ya hay presencia de dos o más redes privadas?
La fibra óptica es lo que permitirá que las nuevas tecnologías inalámbricas puedan llevar a la red dorsal nacional de cada mercado todo el tráfico que prometen capturar las antenas de tecnologías que ya brindan velocidades superiores a los 250 Mbps. En este sentido, el gran crecimiento de fibra óptica en América Latina y el Caribe no será al hogar (Fiber To The Home) sino a la celda (Fiber to the BTS) de la red inalámbrica.
Nuevamente, no es una búsqueda de culpables lo que se precisa, llevar conectividad a los desconectados necesita de una estrategia incluyente que coordine ordenadamente los despliegues de infraestructura, tipos de dispositivos a utilizarse y contenidos a ser ofrecidos. Ya en el pasado hemos contemplado como buenas intenciones de regalar computadores, portátiles y tabletas a niños ha fracasado por falta de un plan que integre un esquema de logística para reemplazos y reparaciones; una segmentación de contenidos educativos por materia, edad y genero del estudiante; y la capacitación de los docentes en este nuevo mundo de integrar el componente digital a un salón de clases. Regalar una tableta para que el político de turno se tome una foto junto a un niño sonriente es lo más fácil del mundo, lo complejo es un acercamiento integral a la enseñanza donde las autoridades responsables por la educación participen activamente desde la concepción de la estrategia hasta su implementación y posterior monitoreo de resultados.
Otro tema que no debe ser olvidado es el impacto que tiene la topografía e ubicación de un país. Las estadísticas comparativas nos crean una falsa ilusión de que todo es equiparable en el hemisferio cuando la verdad no puede estar más lejos. No es lo mismo tener que comprar capacidad en enlaces internacionales cuando se es un país con mucha redundancia de fibra óptica a cuando se es una isla del Caribe con apenas una o dos alternativas. No es lo mismo proveer – en términos de costos – una conexión de 4 Mbps en un área metropolitana como Sao Paulo a hacerlo en una población rural de Haití.
El Caribe, al igual que los mercados de menor tamaño del hemisferio, tienen otro problema: disponibilidad de los nuevos modelos de dispositivos a corto plazo pues estos se envían a los grandes mercados de millones de habitantes.
La lista sobre dificultades que deben solventarse para que haya un crecimiento positivo del sector de telecomunicaciones regional es muchísimo más amplia e incluye temas de armonización como también de entender diferencias en la aplicación de políticas públicas en un mercado como la Unión Europea donde sus 28 miembros tienen la obligación de cumplir con leyes aprobadas en Bruselas – por ejemplo, roaming – mientras que en América Latina y el Caribe no nos podemos poner de acuerdo en temas básicos comerciales o de relaciones bilaterales en las diversas entidades gubernamentales que existen para este fin. No es comparar manzanas con manzanas, no se puede ser tan simplista de pensar que copiando y pegando un modelo extranjero resolveremos nuestros problemas. Aclaro, que si tienen que ser estudiados para ver que podemos rescatar de esas experiencias y aprender de sus dificultades.
Finalmente, cualquier estrategia de desarrollo digital en la región para ser exitosa tiene que tener como requisito esencial el dialogo. Sin un intercambio de ideas entre los diversos actores de la región será difícil lograr entender cuáles son los principales obstáculos a vencer si lo que se desea es acabar con las numerosas brechas digitales que lastimosamente tenemos en la región.
Luego de mi intervención no puede evitar contemplar las 35 banderas que rodeaban nuestro panel y muy adentro me entristecí al no poder ver la de mí país…
Referencias
La foto principal es tomada de Pixabay.
Logo de OEA-CITEL es tomada del portal de CITEL.
La foto del panel fue tomada por Allan Ruíz, Secretario Ejecutivo de COMTELCA