Establecer un dialogo profesional entre personas que por casualidades del destino terminaron trabajando en el mismo sector puede lograr ser bastante complejo. Sobre todo si entre los actores hay quienes se comportan como antiguos sacerdotes de Huitzilopochtli y con sonrisa en labios te invitan a ser protagonista de sus ritos.

Otros se pasan la vida creando estruendos como si fuesen Tlaloc con cinturón de castidad. Lo esencial es visible a sus ojos, es comunicar la única verdad posible, y en el proceso regañar a una humanidad que no logró la proeza de darse cuenta de esa realidad.

Hablar de telecomunicaciones en México son palabras mayores, es entrar en un campo donde no se sabe quién es el nahual que se convierte en jaguar. Es pisar siempre con la respuesta anticipada a las veinte preguntas que seguirán intentando colocar el tema de la conversación en un mundo antagónicamente bipolar, donde lo que no cae en el campo de uno, debe estar sembrado en el campo del otro. Ese otro que se niega a aceptar a Tlatlauhaqui, aunque adore y de la vida jurándole lealtad a Xipe Totec.

Al menos en el mundo de las tecnologías móviles, México siempre estuvo rezagado en niveles de penetración móvil con el resto de América Latina y el Caribe. Mientras la gran mayoría de los mercados de la región excedían el 100%  de penetración móvil, el país que lideró la adopción del prepago en las América aún se encontraba bastante alejado de esta marca. Cositas que tiene la distribución de riquezas y que se entienden muy bien en Honduras, Haití y Bolivia.

Crecimiento LTE

Contrastando con este lento crecimiento de líneas móviles, México usualmente se ha ubicado en la segunda ola de innovación tecnológica a nivel regional. Lo importante parece no ser lograr un primer lugar inamovible por largos meses, sino hacer un despliegue que logre cubrir en el menor tiempo posible la mayor cantidad de población. Lo interesante es que en un mundo cada vez más IP, en el que la fibra óptica renace para viabilizar el despliegue de tecnologías inalámbricas que ofrezcan velocidades superiores a los 20 Mbps, nos encontramos una interesante predicción de Telconomia (firma de consultoría regiomontana) que indica que en poco más de tres años el 60% de las líneas móviles de México serán de LTE.

Sin entrar en detallitos sobre cuál de los sabores de LTE, cada uno tiene desempeño distinto, el impacto de este número debe entenderse en un marco competitivo nacional. Por un lado, el incremento en velocidades que se hace viable a 2020 – fácilmente superior a picos de 250 Mbps – por medio de las redes móviles crea una importante presión a las ofertas alámbricas de banda ancha nacional. Sobre todo en ese segmento altamente elástico de usuarios que navega muy poco por Internet y para quienes la oferta móvil si se torna atractiva.

Las mismas alianzas existentes y venideras del mercado hacen que por un lado los contenidos comiencen a jugar un papel cada vez más importante en el mundo de las telecomunicaciones. Replicar modelos exitosos del extranjero podría significar revisitar las normas de neutralidad de redes en lo relacionado a los famosos proveedores OTT. La llamada convergencia es tan fácil nombrarla pero tan difícil ejecutarla.

Un 60% de mercado de LTE también implica una nueva configuración del mapa de torres y antenas. Una modificación a las estrategias de transporte de los operadores y una completa modernización de una oferta de teléfonos baratos que sean capaces de funcionar en esta tecnología el mercado local. La llegada de Quetzalcóatl se auguraba con menos dificultades.

LTE Mexico 2018

Si sumamos las predicciones de la firma regiomontana para 2018, como si fuese el Cruz Azul jugando una final, debería surgir una oferta de servicio pago de video por medio de LTE. Este detallito inmediatamente nos lleva a elementos de calidad de servicio que tendría que cumplir el operador móvil. Nuevamente la inversión en infraestructura tiene que ser acompañada de un catálogo de equipos que contenga al menos uno que viabilice el llamado LTE-B.

Asimismo, los incrementos en tráfico verán como parte del ecosistema 5G comienza a desplegarse con anterioridad para de esta forma evitar congestionamientos que creen una mala experiencia de usuario. Comenzar a desplegar antenas inteligentes y decenas de miles de celdas pequeñas para soportar un nuevo paradigma de crecimiento exponencial de datos no impulsado por seres humanos.

Las predicciones muestran también una sombra bastante espesa, si en el 2018 estamos contemplando el pico de las llamadas tecnologías 3G y dos años más tarde LTE  representa el 60% de todas las líneas, la llegada del famoso 5G no debería tardar. Por lo menos aquellas redes no estandarizadas en 5G que permita algunos clientes corporativos mejorar su experiencia de usuario

Mucha fibra óptica para cliente final en tres sabores principales FTTN,  FTTH y FTTT con la «T» significando torre o cualquier otro lugar donde se encuentre la estación base. Muchos teléfonos de próxima generación con baterías mejoradas para que puedan durar más ante un uso más intenso. Y espectro radioeléctrico otorgado para facilitar las migraciones tecnológicas.

Ya que el panorama de las tuberías queda claro, con que insumo se llenan las mismas. ¿Quién produce, quién financia y quién vende los contenidos que justifican la inversión en las nuevas redes? ¿Qué rol juega la política pública en sus iniciativas para mejorar el uso de las nuevas redes en el desarrollo económico de la población?

Quienes deseen respuestas a estas interrogantes, prepárense a rogarle a Ehécatl para que disipe el humo que recibirán antes de que este los pueda asfixiar.

Referencias

Láminas de Telconomia.

Imágenes de Pixabay.

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