Quienes me conocen saben que para mí es sumamente importante el desarrollo económico y social de América Latina. Es por esta razón que cada vez que alguien me ofrece resultados de estudios novedosos que predicen tanto crecimiento pero obviando la realidad local mi tendencia es a no creer mucho de lo que dicen.

Sí, me aterran esas comparaciones injustas a otros lugares del mundo tanto como me asustan los expertos que no distinguen entre las realidades de Bolivia y Panamá. Equiparar esfuerzos hechos por gobiernos en otras latitudes centrándose sólo en el texto de una ley no es simplista, es irresponsable.

El sector de las telecomunicaciones no apareció ni con la llegada del celular ni con la comercialización del Internet. Muchas décadas de desarrollo y despliegue de infraestructura precedieron el arribo de estos dos importantes catalíticos de las comunicaciones globales. Un despliegue de infraestructura impactado de políticas contemporáneas donde se alababa el concepto de monopolio natural – sea privado o público – y la geografía se convertía en protagonista al definir si las operaciones de la empresa de telecomunicaciones era local, regional o nacional.

Es por esta razón que hace tres años, cuando integrantes del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) de México se me acercaron para que narrara mi impresión de los logros y desafíos que enfrentaba esta joven entidad luego de 24 meses de existencia que decidí centrar mis comentarios en cómo se visualizaban desde el exterior las acciones del regulador de telecomunicaciones mexicano.

Claro que fue adrede enfocarme a hablar desde lejos, me permitió alejarme de las sempiternas discusiones deconstructivas que plagaban el mercado. El mercado aún no se libraba de la banalidad de algunas acusaciones heredadas de la época de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, ni de los ataques de quienes parecían cobrar para criticar cacareando como pollo sin cabeza las grandezas de otros mercados de América Latina y los deslices de México. Sin embargo, el tiempo los condenó al silencio y el olvido los recompensó con los beneficios de la corta memoria del mercado.

Recuerdo como si fuera ayer como mi postura incitó críticas que llegaban por medio de terceros. Alguno que otro acusándome de vivir en un universo paralelo, como esos que existen en las películas de superhéroes. Yo no lo habría podido describir mejor, un universo paralelo donde solicito datos que respalden cualquier declaración a favor o en contra de cualquier política pública.

Hace muy pocos días el IFT alcanzó los cinco años de vida. Como no me gusta repetirme, reescribiré todo lo que aún considero valido sobre esta entidad y que fue incluido en mi columna de hace tres años:

“Cualquier persona con interés en el desarrollo de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) de América Latina comprende que México es un mercado referente para el resto de la región. En otras palabras, todo lo que sucede en este [país] a nivel de competencia y regulación es analizado minuciosamente por prensa, académicos, analistas y representantes de gobierno interesados en el desarrollo de este sector.

Entre los aspectos [del IFT] que han llamado la atención más allá de las fronteras mexicanas [puedo] nombrar los requisitos en conocimiento que se exige a los comisionados del [IFT], entidad encargada por velar por el sano desarrollo de las TIC en el país. [En este sentido, México se presenta como una gran anomalía frente a la gran mayoría de los gobiernos de la región donde los concursos para nombramientos son escasos y la política definida a dedo frecuentemente es utilizada para recompensar a aliados políticos]

Otro aspecto del IFT que también ha sido contemplado con sumo interés en otros mercados de América Latina es su carácter de ente autónomo y con patrimonio propio, entre otras características. En una región donde los entes de regulación para el sector de telecomunicaciones son intervenidos directa o indirectamente por el gobierno de turno, la autonomía y solidez presupuestaria se convierten en elementos claves para fomentar la objetividad en las decisiones de sus integrantes.

Desde mi perspectiva, hay dos aspectos del IFT que hay que resaltar. El primero es el proceso de apagón analógico que se está llevando a cabo en el país [concluido en 2015]. Independientemente de las reservas que se puedan tener sobre cómo se [desarrolló] el proceso, hay un dato inalienable: los tiempos pautados se [cumplieron]. En este renglón, México se ha posicionado como el líder de América Latina en su transición a Televisión Digital Terrestre (TDT) [al ser el único país independiente del área que concluyó su apagón analógico].

Otra área en la que el IFT ha estado trabajando con celeridad es en el cronograma para la adjudicación de espectro radioeléctrico para la oferta de servicios móviles a los distintos prestadores de este servicio en el país. [Al] cumplirse el cronograma planteado, México [pasó] de ser uno de los mercados más rezagados en la cantidad de espectro adjudicado a ser uno de los líderes de América Latina en este renglón [logro alcanzado luego de la Licitación IFT 7 de 2018].

No obstante, ni la adjudicación de espectro radioeléctrico ni el camino hacia la TDT [estuvieron] libres de desafíos. Muchos de estos obstáculos [surgieron] como consecuencia de decisiones o situaciones que pueden no siempre depender del IFT.”

Apenas en el transcurso de tres años desde aquellas palabras conmemorativas de los 24 meses de vida del IFT, México se afianzó como el único mercado que ha concluido su apagón analógico, el país que más ha avanzado en asignación de espectro y el único en el mundo que ha lanzado una red mayorista para servicios inalámbricos fijos y móviles. Una red mayorista que aun causa malestar entre expertos y otros actores de la industria. El camino andado por la red mayorista en la actualidad es demasiado corto para pasar juicio. Por el momento la impresión es que operador mayorista si está cumpliendo con las expectativas planteadas.

Personalmente agregaría a lo resaltado en 2015, la reducción en el número de litigios que protagonizaba el sector de telecomunicaciones antes de la reforma de telecomunicaciones. De todas formas, siempre hay espacio para mejorar y el IFT siempre se ha mostrado dispuesto a trabajar sobre críticas constructivas. Elemento que no siempre es fácil de encontrar en un entorno donde los expertos que producen datos propios son escasos y las agencias de publicidad disfrazadas de consultora hacen demasiado ruido en la prensa.

Sólo me queda felicitar a los presentes y pasados comisionados por su labor a favor del desarrollo de las telecomunicaciones en México y solicitar a los expertos del mercado que continúen promoviendo la investigación seria, que nos haga ver de manera más clara quienes trabajan por el futuro de un país. Como Silvio citando a Brecht: “esos son los imprescindibles”.

Referencia

La imagen es del IFT.

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