Las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) son parte integral de la plataforma de desarrollo de la gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe. La importancia de su rol hace que de forma cada vez más frecuente encontremos anuncios sobre propuestas – mayormente del sector privado – para incrementar la adopción del acceso a Internet usualmente enfocadas al abaratamiento de los costos de adquisición del servicio por medio de la reducción o eliminación de impuestos.
Desde el sector público también se escuchan voces que claman por una mayor financiación a proyectos de conectividad que se enfoquen en los segmentos de la población de menor poder adquisitivo. Esto no implica que se ignoren los pedidos de la industria privada pues hay gobiernos que ven en la eliminación de impuestos para dispositivos móviles inteligentes o computadores una herramienta para acelerar la digitalización total de la población.
Aunque todo lo anterior es meritorio y debe continuar fomentándose, existe un vacío enorme en los planes de desarrollo de muchos gobiernos. Hasta la fecha la gran mayoría se ha centrado en dar prioridad a las tuberías y que sean los usuarios beneficiados quienes por medio de la navegación puedan determinar el tipo de beneficio que pueden lograr de estar conectados al Internet. En otras palabras, no hay planes bien desarrollados enfocados en la utilización y desarrollo de contenidos.
Es necesario que los planes de desarrollo de infraestructura se complementen con contenidos de interés nacional y local. Hay que comunicar a las personas que transformarse en Internauta va más allá de tener perfil en Facebook, chatear con amistades o familiares, mirar videos partidos de fútbol o ahorrarse el dinero del periódico al leerlo en línea.
El elemento esencial para transformar la experiencia en línea del usuario, logrando que su acceso a Internet no se limite al entretenimiento es la educación. No basta con implementar programas de tele-medicina o de gobierno electrónico si gran parte de la población ignora su existencia y utilidad. Hace falta complementar los puntos de acceso comunitarios con cursos de capacitación que le permita a las personas ver un mayor listado de alternativas en que utilizar su tiempo de navegación a Internet. Todo lo anterior sin olvidar que la apertura de uno de estos centros no termina con la foto al lado del computador del funcionario público de turno sino que debe mantenerse un presupuesto para la renovación y mantenimiento de equipos como también la renovación y/o actualización de licencias de Software.
También es importante tener en cuenta que el Internet brinda muchísimos contenido de alto valor de forma gratuita. Si nos enfocamos en el segmento de la educación encontramos la creciente oferta de cursos universitarios masivos y en línea (comúnmente llamados MOOC) que permiten a cualquier persona expandir sus conocimientos sobre cualquier tema de estudio y a los estudiantes complementar su experiencia en el aula con material preparado por expertos en estos temas.
Afortunadamente la oferta en español de estos cursos se ha ido incrementando por medio de una mayor participación de entidades universitarias – principalmente iberoamericanas – y a la decisión de universidades de países no hispano parlante de ofrecer subtítulos en sus cursos.
El impacto que pueden tener los MOOC es tan importante que entidades como el Banco Mundial han asignado dinero para promover la utilización de estos cursos en mercados emergentes para complementar la oferta de contenidos de universidades que de otra forma no podrían costear limitando la oferta que se le ofrece a los estudiantes.
Pero hay que ser pragmáticos, cursos cortos por Internet diseñados para un público masivo que en su mayoría no exigen requisitos de conocimiento mínimos a quienes los toman, no son substitutos para los cursos que imparte un profesor a sus estudiantes. Es por esta razón que el pragmatismo de un profesor de la Universidad de El Salvador muestra la forma correcta de aprovechar a los MOOC al integrarlos como herramienta de apoyo a su currículo.
Si nos centramos en el desarrollo de los MOOC en América Latina y el Caribe observamos que ha sido el sector privado quien ha impulsado su expansión en la región. Especial mención merecen América Móvil y Telefónica, ambas empresas han invertido en distintas plataformas educativas con el objetivo de incrementar las herramientas disponibles a los estudiantes de América Latina. Por ejemplo, América Móvil ha financiado la traducción al español de los videos educativos del Khan Academy y de Coursera, Esta última es una de las principales plataformas MOOC del mundo y que cuenta con más de 100 universidades ofreciendo sus cursos.
Telefónica por su parte es uno de los creadores de Miriada X, un MOOC que tiene como objetivo albergar cursos de la mayoría de las universidades que son miembros de Universia (más de 1.000 en 15 países) y que durante su primer año ofreció cursos de universidades de Argentina, Colombia, España, Perú, Puerto Rico y República Dominicana. Además, a través de su página “Blog RC y Sostenibilidad” Telefónica ha fomentado la discusión sobre distintos temas relacionados con la educación en línea para intentar con un acercamiento colaborativo identificar los obstáculos que enfrenta y como superarlos.
Desafortunadamente los esfuerzos de América Móvil y Telefónica son poco conocidos en América Latina y el Caribe por varias razones: desinterés de los medios masivos en cubrir temas de educación en línea y poca efectividad de ambos operadores en comunicar sus esfuerzos a la población. Seguramente si los teléfonos móviles que venden en la región tuviesen una aplicación integrada a sus distintas plataformas educativas virtuales los niveles de adopción serían mayores.
No quisiera concluir sin aclarar que los MOOC son sólo una de las posibilidades que existen de contenido gratuito – léase de bajo costo para los gobiernos – que tienen un impacto positivo en la sociedad y permite a los internautas adquirir nuevas herramientas para su desarrollo profesional. Lo curioso del caso es que aún sin su consideración en los planes de conectividad, iniciativas como los MOOC ya cuentan con inversión pública por medio de la participación de instituciones como la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad Autónoma Nacional de México, la Universidad de Puerto Rico o la Universidad Tecnológica de Pereira en Colombia.
¿Se imaginan lo que podría lograrse con un poco de coordinación en el sector público? ¿O mayor presencia mediática de estas alternativas de educación?
En efecto, la comunicación de programas tan importantes para la sociedad se ven apagados ante la necesidad del operador de comunicar su oferta comercial como prioridad uno, dos y tres. Lo sé por experiencia, muchas veces el operador cuenta con grandes inociativas que luchan contra la oferta de prepago e incluso de patrocinios en eventos masivos que no necesariamente benefician a la sociedad. Es entendible y respetable ante la gran y constante competencia en las telecomunicaciones, pero ¿que pasaría si el posicionamiento de las empresas ahora fuera más vinculado a la responsabilidad social? A mi en lo particular, me llamaría más la atención como consumidor. Regresando al tema de los MOOC, estoy de acuerdo en que ahora es tiempo de preocuparse por el contenido que pasa por esa banda ancha que cada día está más al alcance de la población.
Me parece que debemos hacer una diferenciación entre el trabajo que hacen las empresas de telecomunicaciones – no sólo los prestadores de servicio – para captar nuevos clientes y las iniciativas que han desarrollado sobre responsabilidad social corporativa. Desafortunadamente, en América Latina la gran mayoría de las empresas no ha sabido establecer los canales de comunicación apropiados para dar a conocer su labor a favor de la sociedad. La misma va desde prestar ayuda a grupos emigrantes hasta financiar la educación de niños en la región.
La pregunta necesaria es por qué para los medios de prensa tradicionales la apertura de un museo gratuito o la modernización de la infraestructura de telecomunicaciones de hospitales rurales no reúne los méritos para ser considerado como noticia. También cabe preguntar cuáles son las razones para que los departamentos de comunicación de las empresas no enfoquen mucha energía a difundir en la comunidad sus contribuciones.
En la actualidad hay iniciativas de responsabilidad social corporativa en América Latina y el Caribe que apuntan a mejorar la educación por medio de mejores contenidos físicos y digitales, construcciones de hospitales y escuelas, medidas que apuntan a la protección del medioambiente e incubación de nuevas empresas, entre otras.
A mí personalmente me sorprende el silencio que existe alrededor de este tema.
Saludos, JFO