Cada nuevo año viene acompañado de la resurrección de los videntes. Todo tipo de profeta, augur o Chamán aparece para presagiar o que sucederá en los próximos doce meses. Lo hacen con un fondo particular, con ese deseo infructuoso de diferenciarse pero siempre repitiendo la misma receta: publicar un largo listado de cosas, que van desde predecir nuevos servicios hasta la compra o escisión del año.

Por cuestiones de pura estadística, algunos de sus presagios se cumplen. Mientras el resto es enterrado en silencio. El mundo de las Tecnologias de Información y Comunicaciones (TIC) no difiere mucho de esta realidad. Hay quienes todavía se sorprenden al escuchar que frente el sol el hielo se derrite, que la lluvia moja y el fuego quema.

Las narraciones siempre comienzan por lugares comunes. Por esos eventos que inspiran el apoyo de todo el mundo pero que gracias a la inacción son arrinconados en el cliché. Así escuchamos sobre la importancia de la banda ancha, el componente neurálgico de todas las promesas futuras.

Aquí, como en Hogwarts, los hechiceros se dividen en casas de conocimiento que definen su posición sobre las redes de trasmisión de datos con la misma ferocidad que un párvulo prefiere el estudio a un juego de quidditch.

Los valientes, esos del Gryffindor de Hermione Granger, tienden a defender la necesidad de la conectividad. Hay que llevar banda ancha en todos sus sabores y colores a todos los rincones del país. No es momento de ponerse nerviosos sino de con coraje y valentía mostrar como un simple servicio sirve para mejorar infinitamente la vida de las personas. Hay que atreverse a desafiar al status quo y mostrar como la tecnología es muchísimo más que entretenimiento o comunicación, la tecnología es desarrollo y la posibilidad de aumentar transparencia en actividades políticas o financieras.

Otros son más calmados al hacer sus premoniciones. Son como Cedric Diggory y el resto de los Hufflepuff los que trabajan de forma ardua para promover la justicia. Una justicia que tiene que ver a los habitantes de todo el país con los mismos derechos y servicios de acceso independientemente de si son inalámbricos o cableados. El pasar del tiempo muestra que son los más leales al afrontar siempre cada una de sus decisiones. Van con paso firme envalentonados al saberse correctos en su apreciación de la realidad, pero en ocasiones pueden verse acabados por quienes desean extinguir la rebeldía que representa el conocimiento.

También existen los que se enamoran del arcoíris y creen encontrar una explicación brillantemente creativa a las cosas más sencillas de nuestro alrededor. Esos Ravenclaw como Luna Lovegood que al decir noticias que van en contra del dogma aceptado son aislados. A nadie le interesa escuchar que enfocarse en hablar sólo de fibra o redes satelitales. Lo importante son las redes móviles, no importa si es el modelo negocio más apropiado para una región o una ciudad.

Hay que caminar antes de correr sin olvidarse de gatear. Pero el ser humano quiere promesas y aventuras, encontrarse con el superhéroe dormido de su infancia, y de ser posible comenzar a volar.

Esa demanda por lo inmediato se suple por quienes juegan con los espíritus y andan convencidos de que liderazgo se demuestra con astucia, mentiras y ambición. Se venden por un plato de lentejas, para renegar del trato como injusto al ya no tener hambre.

Hacen las predicciones sin importar su veracidad, lo importante es figurar, dar la mano y sonreír. Nos parecen cercanos y hasta nos podemos confundir ante un encanto inexplicablemente familiar. Es que a veces nos olvidamos que todos somos hijos de Caín. Así como Tom Riddle habla el lenguaje de las serpientes, para los Slytherin el fin justifica los medios.

Quienes llegan en medio de esta colección de aseveraciones puede llegar a perderse en temas técnicos que son híper-simplificados al ser explicados. Cada aseveración tiene un grado de verdad. Lo lógico sería comenzar a preguntar esas interrogantes difíciles a cada uno de estos pseudo-Nostradamus con el objetivo de comprender mejor nuestra realidad.

A aquellos que hablan de la necesidad de la banda ancha en todos lados, les preguntaría que tipo de aplicaciones y contenidos deben acompañar a esas redes que se despliegan en zonas rurales. ¿Cómo es que se logra la igualdad digital? ¿Realmente se necesita fibra en todos lados de forma inmediata? ¿Llegara el Internet de las Cosas a alterar la vida de los campesinos en un mundo donde la electricidad es un lujo y no una realidad en las afueras de su finca?

Así como el mismo Voldemort tuvo que enfrentar el abandono de algunos de sus más leales aliados, así debería caer la mentira de los chamanes que venden promesas de velocidad y capacidad olvidándose de los contenidos. No todos los muggles necesitan velocidades exorbitantes a corto plazo, su necesidad depende de los contenidos a los que pueda acceder que sean de su interés. Los profetas pueden seguir comentando el futuro, para repetir no hace falta entender.

Referencias

Todas las imágenes de películas de Warner Bros y Heyday Films.

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