Las empresas son entidades que ofrecen un producto o servicio con el objetivo de generar ingresos que permitan cubrir sus costos operacionales. Estos costos incluyen numerosas variables que van desde el pago de salarios e impuestos hasta alquileres de puntos de ventas o la distribución de los bienes a ser comercializados.
Siempre es importante recordar que aunque haya más de una empresa ofreciendo prácticamente los mismos servicios en un mismo mercado, esto no implica que los costos operativos de estas sean idénticos. Factores como mercado objetivo, tecnología utilizada, estrategia de comercialización local, alianzas y economías de escala al momento de comprar impactan los resultados financieros de una empresa. También el ser arte de una casa matriz que cuenta con operaciones similares en otros mercados, siempre es conveniente considerar todos estos y otros factores al momento de comenzar a leer un estado financiero.
Lo anterior sin olvidar las diferencias y finalidad de los balances de cuentas, el estado de flujo de efectivo o el estado de resultados al momento de lograr determinar su verdadero estado de salud. Lograr responder numerosas preguntas, incluyendo: ¿Cuánto valor es intangible y cuánto puede convertirse a corto plazo en dinero? ¿Cómo se amortizan las inversiones de largo plazo? ¿Cuál es el panorama a corto de ganancias a corto y mediano plazo?
Es por esta razón que cada tres meses, mientras las empresas comienzan a publicar sus estados financieros, comienzo una peregrinación digital en la que me converso con numerosos académicos, consultores y analistas del mundo de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) para entender la lectura que cada uno de ellos da a los resultados de las empresas. Es un ejercicio muy útil pues cada especialista interpreta los resultados desde su contexto local, por lo que en un día puedo escuchar como a una misma empresa le va pésimo en un mercado, refleja comportamiento estable en otro par de países y es el líder indiscutible en un cuarto escenario.
En casos extremos en algunos mercados se habla de una venta inminente debido a un sinnúmero de repercusiones negativas que, en un peligroso efecto dominó, impulsa una debacle corporativa de tal impacto que hace peligrar la viabilidad global de la corporación. Mientras esto ocurre, en otros mercados de la región se habla de la misma compañía desde una perspectiva positiva, sin escatimar en halagos a sus dirigentes. Ergo, la importancia de hablar con personas que poseen visiones divergente entre sí.
Es así como el otro día terminé platicando con Jesús Romo, Director de Telconomia, sobre la publicación de los estados financieros de diversas empresas de telecomunicaciones en América Latina. Inició la charla centrado en los márgenes de ganancia y tasas de deserción de clientes de acceso reportados por los distintos operadores – mágicamente el negocio de transporte parece no existir. Luego sus comentarios se centraron en temas de inversión, ya sea en proyectos anunciados o aquellos que desde la perspectiva del especialista hacen más sentido para cada empresa.
El resultado es una visión bastante diferente a la que tendría si me limitara a leer los balances financieros, escuchar las llamadas a inversionistas y revisar los reportes de prensa sobre cada empresa. Por ejemplo, no es lo mismo hablar de mayor porcentaje en crecimiento de una empresa si su punto de partida es bastante alto y el del competidor casi inexistente. Este detalle hace posible que una empresa que gana más líneas en términos nominales, sea la que experimente el menor crecimiento en términos porcentuales.
Lo mencionado por Romo sonaba fue muy similar a lo que Juan Gnius, un bloguero argentino con más de 20 años de experiencia en el sector de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC), argüía sobre los niveles de inversión de las empresas. Es normal que cuando una empresa entra en un mercado su inversión sea muy fuerte pues en muchos partes del territorio donde opera comienza desde cero. Por esto tiene que pagar para construir su red, tiene que pagar para establecer puntos de venta, tiene que pagar para establecer una cadena de reabastecimiento de equipos para esos lugares y tiene que pagar para promocionarse.
Su visión es pragmática, los que ya están en mercado no tienen la misma presión pues esa fase fue completada y, en muchos casos, amortizada. No es lo mismo los montos que se invierten para el mantenimiento de una red que el dinero requerido para su despliegue desde cero.
Me parece muy rescatable lo que se puede inferir del especialista argentino: la inversión de las distintas empresas, incluso aquellas que compiten entre sí, nunca es idéntico. La inversión atiende necesidades que van desde el mantenimiento de las redes hasta la habilitación de una nueva estrategia comercial por lo que reducir el diagnostico de un empresa a su nivel de inversión no siempre presenta una explicación cercana a la realidad. Hay que considerar en qué se está invirtiendo y cuando se espera que haya un retorno de inversión ya sea por medio de incremento en ingresos, reducción de costos o una mezcla de ambas posibilidades.
Este punto me lleva a pensar en Andy Castonguay, un experto estadounidense con más de 20 años de experiencia trabajando en América Latina y Estados Unidos y que en la actualidad es parte de Gartner. El hace una diferenciación entre aquellas empresas que invierten para mantenerse en el entorno actual y aquellas que se atreven a invertir para implementar de forma acelerada nuevas tecnologías. Sí, la antigua diatriba de los líderes y los seguidores que encontramos en todas las facetas de nuestra vida. Obviamente, advierte el consultor, no porque una tecnología sea novedosa esta obligatoriamente traerá beneficios a quienes la implementen.
Hay que considerar el mercado potencial de clientes, la amortización de la red actual, la estrategia corporativa y los costos de equipos antes de hacer, por ejemplo, todo un desarrollo tecnológico basado en la digitalización de procesos que permite el Internet de las Cosas. Aquí hace un paréntesis para recordar que la innovación en ocasiones se atrasa por el mal entendimiento de quienes tienen el poder decisional de conceptos que aunque suenen distintos son esencialmente idénticos.
No se puede invertir sin tener una finalidad para esa inversión, saber qué es lo que se desea lograr. Para saberlo se debe conocer cuáles son todas las alternativas disponibles y los tiempos apropiados para que la tecnología llegue a un mercado. Si la misma llega muy tarde, se corre el riesgo de que la misma ya se encuentre en fase de desmantelación en mercados más avanzados y si se despliega muy pronto se arriesga el operador a perder dinero hasta que los clientes objetivos estén lo suficientemente maduros para beneficiarse de la nueva tecnología.
Como pueden observar, la publicación de estados financieros brinda una increíble oportunidad de ver los mismos números desde diversas perspectivas al hablar con los expertos. Yo lo aprovecho, pues considero que tal vez así me pueda acercar un poco más a la realidad.
Referencias
Las fotos fueron donadas por cada uno de los expertos, la inicial es de Pixabay.