La Real Academia de la Lengua Española incluye entre sus definiciones de la palabra plagiar la siguiente definición: “Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias.” O dicho de forma más sencilla, plagiar es robar las ideas de otras personas con el objetivo de tomar crédito como creador de las mismas.
El plagio es un pecado imperdonable. Es una afrenta en contra de la dignidad creativa de la persona y en muchas ocasiones puede colocar en peligro los ingresos del autor original. Sobre todo si se considera que hay alternativas como Creative Commons que le permiten al autor, de así desearlo, compartir sus creaciones gratuitamente.
A su vez desincentiva que la voz creativa original continúe desarrollando contenidos. Es aquí donde perdemos todos. En el mundo digital el plagio cada vez se hace mucho más fácil pues no tan solo tenemos acceso a un número mayor de contenidos, sino que podemos encontrar contenidos en otra parte del mundo escrito en otro idioma y hacerlo pasar como propio.
Personalmente considero al “plagiador inteligente” (ver infografía abajo) como el más peligroso de todos. Es aquel que se roba las ideas para desarrollar el mismo contenido utilizando otras palabras y de esta forma evitar que herramientas de posicionamiento en buscadores como Google puedan penalizar sus contenidos o, en el mundo académico, que servicios como Turnitin detecten que son ideas no originales.
Al desincentivar el desarrollo de contenidos originales, es precisamente donde podemos notar el daño que causa pues por la vagancia o avaricia de algunos pocos perdemos todos. Los invito a ver la siguiente infografía donde siete tipos de plagiadores son identificados. ¿Te has topado con alguno de ellos?
Referencias
La imagen principal es de Pixabay.
La infografía fue desarrollada por Marketing and Web, puedes seguirlos en Twitter en @marketingandweb