Las noticias que recibimos diariamente sobre el mundo de las telecomunicaciones se centran mayormente en el usuario. Como un nuevo servicio puede ayudar a desempeñar un trabajo o como un nuevo juego de video tiene gráficos que sorprenderán al más exigente de consumidores. Es un mundo donde la innovación es palpable por los sentidos y hasta se llega a traducir en largas filas para comprar el nuevo modelo de un teléfono.
La innovación también impacta otro sector no tan sexy de las telecomunicaciones: las redes de los operadores, principalmente los que ofrecen servicios móviles. Estos son protagonistas de grandes cambios que no siempre son contemplados por la mayoría de la población. Sobre todo cuando el despliegue o desmantelamiento de una red pueden pasar desapercibidos por un cliente que no se ha visto impactado por los cambios en infraestructura.
Si nos enfocamos en redes móviles, la historia nos indica dos aspectos muy importantes: el periodo de vida de cada tecnología móvil desde su despliegue es de unos veinte años más o menos y cada diez años aparece una nueva tecnología móvil que debe ser desplegada para mejorar los servicios a los clientes, poder tener mejor eficiencia en el uso de espectro radioeléctrico y disminuir la latencia de la señal.
Esas dos características hacen que en cualquier momento los operadores tengan dos o tres redes móviles distintas operando de forma simultánea. Obviamente esto conlleva un costo y el ahorro más lógico se obtendría apagando la red más antigua. Sin embargo, esto no es tan sencillo como parece pues para que esto ocurra sin que se impacte negativamente a los usuarios el operador que desea apagar su red debe asegurarse de que sus clientes cuenten con dispositivos que puedan conectarse a la red en las tecnologías que se mantienen.
Como se puede inferir, debido a la distinta composición de usuarios de cada operador la decisión de cuanto hace sentido apagar la tecnología más antigua compete a la alta gerencia de cada empresa y por ello suele ocurrir en tiempos distintos.
La llegada de LTE a América Latina significó el arribo de la tecnología móvil de más rápida adopción a nivel regional, acaparando en muchos mercados más del 50% del tráfico móvil en menor tiempo que sus predecesores. Claro que la llegada de LTE no implicó en ningún momento un freno en la inversión y despliegues de HSPA+ a nivel regional, pues esta tecnología gracias a sus economías de escala podría ser desplegada de forma más barata que LTE en localidades que en ese momento se beneficiaron de la mayor variedad de dispositivos.
Un impacto de la rapidez en adopción de LTE es acortar la vida de las redes de GSM que ya no tienen que esperar los 20 años para ser desmanteladas. El único obstáculo para este apagón es que contrario a lo ya vivido regionalmente para redes AMPS, TDMA, CDMA y hasta iDEN, ya los seres humanos no son el único factor a considerar al momento de determinar cuantas líneas hay conectadas en GSM que perderían su servicio de apagarse esta red.
El apagón de redes GSM se diferencia de sus predecesores en el hecho de que ahora hay que contabilizar todos los dispositivos de los llamados servicios de máquina a máquina (M2M) que se conectan a GSM que deben reemplazarse. Hay que recordar que el periodo de vida de estos aparatos se contabiliza en años mientras que la vida de un celular oscila entre seis meses a dos años en la inmensa mayoría de los casos.
Datos de la consultora global Gartner indican que la migración hacia teléfonos inteligentes en los Estados Unidos pasaría de 80% en el 2017 a 86% en el 2018 lo que se traduce a alrededor de 20 millones de nuevos usuarios utilizando teléfonos inteligentes. Como se puede observar, la migración de antiguos teléfonos incapaces de soportar aplicaciones avanzadas se ha dado en un mercado como los Estados Unidos de forma paulatina. Cifras de Counterpoint Research indican que el tiempo de recambio de un teléfono inteligente en los Estados Unidos es de 21 meses, por lo que un mismo usuario cambiaría de dispositivo móvil un mínimo de 11 veces durante los veinte años de vida de una tecnología móvil.
Las cifras de Counterpoint Research indican que en América Latina el tiempo promedio de recambio de dispositivo móvil a nivel regional sería de 33 meses y de Smartphones 29 meses. Mientras que para Argentina la consultora local Carrier & Asociados considera que 22 meses es un periodo razonable de recambio de dispositivo móvil. Por su parte la consultora mexicana The CIU considera que la gran mayoría de los usuarios de México tardan mínimo un año en cambiar su teléfono inteligente. Lo anterior teniendo en cuenta que más del 40% de la base de usuarios se demora más de dos años en cambiar su teléfono inteligente según cifras de esta misma consultora.
Las cifras de estas consultoras revalidan la tendencia ya vista en Estados Unidos de que la migración de dispositivos móviles más avanzados por parte de los usuarios se hace de forma pausada a través de varios años. Sin embargo, el apagón GSM supondría a las entidades que utilizan dispositivos de M2M en GSM el tener que cambiarlos todos de súbito. Si se tiene en consideración que el precio de los modelos GSM de este tipo de dispositivo tiene un costo cercano a los US$ 10 mientras que, siendo optimistas, los modelos modernos de estos equipos que funcionan con LTE tienen un costo superior a los US$ 30 cada uno.
Bajo estas condiciones, apagar la red GSM en un mercado con 5 millones de dispositivos M2M en esta tecnología supondría un costo mínimo de US$ 150 millones que tendría que ser pagado de forma inmediata para obtener equipos que funcionen con las redes que quedan operativas. La alternativa es quedarse sin servicio. Obviamente, todo lo anterior se complica cuando se comienza a expandir la ecuación con retornos de inversión, cobertura de la red GSM, marco regulatorio local y precio de los nuevos dispositivos M2M.
De todas formas, la desaparición de GSM es inminente y uno de sus beneficios será permitir a los operadores poder utilizar esas frecuencias para el despliegue de tecnologías más avanzadas como LTE y eventualmente 5G. Lograrlo sin impactar negativamente la oferta de servicios actual es el gran desafío.
¿De cuando acá la vida de los celulares es de 6 meses? Lo que hay que leer…
Estimado WZ,
Gracias por leer mi blog.
Las tasas de reemplazo de celulares varían según el poder adquisitivo del usuario o su nivel de adopción de nuevas tecnologías. Es por esta razón que usualmente alrededor de 2% a 4% de la población cambia su celular aproximadamente cada seis meses (subscriptores de alto poder adquisitivo, personas que adoptan tecnología de forma temprana, etc.) aunque la mayoría tarde 18 o más. Un ejemplo de lo antes dicho lo muestra el resultado de una de las más reconocidas consultoras de telecomunicaciones de México, The CIU. Puede leer los resultados de las tasas de reemplazo de celular en el siguiente enlace: https://www.theciu.com/publicaciones-2/2018/1/11/propensin-de-reemplazo-de-smartphones-en-mxico
Aconsejo centrar su atención al segundo gráfico del análisis. Encuestas sobre tasas de reemplazo de dispositivos móviles en otros mercados muestran cifras parecidas.
Saludos, JFO