La temporada de huracanes actúa como recordatorio anual a los habitantes del Caribe sobre el poco entendimiento que existe sobre la región más allá de sus fronteras. La cobertura típicamente se enfoca en el potencial impacto que podría tenerse en los Estados Unidos y en algunas excepciones lo que pueda suceder en las Antillas Mayores. Un simple mapa nos permite entender que un impacto a Florida o la Española es imposible sin afectar a las Bahamas o Turcas & Caicos o que cerca de Cuba y Jamaica encontramos a las Islas Caimán.
Pero la realidad es otra, la gran mayoría de las naciones caribeñas viven en un anonimato que se quiebra en la temporada invernal del norte cuando las agencias de publicidad pueblan capitales como Londres, Washington DC o Estocolmo con imágenes de playas paradisiacas en un Caribe que se dibuja como enigmático e hipnotizante ante los ojos del extranjero.
Cierto el Caribe son las aguas navegadas por piratas romantizados en canciones, el lugar que dio muerte en vida a los zombis, donde los misterios del ron se entrepiernan con la piel de los pecados, en fin, es la tierra de rebeldes y poetas.
Regresar al Caribe es trasladarme a un mundo paralelo. Vivir una experiencia que supera cualquier cliché del regreso al origen. La tierra llama y el mar también. Por estas y otras razones, participar en hace un par de meses del mayor congreso de telecomunicaciones de la región siempre es un gran honor. Celebrado en esta ocasión en República Dominicana, CANTO agrupa entre sus miembros representantes de un número de mercados superior e infinitamente más complejo al que podemos observar en el resto del hemisferio.
Los desafíos enmarcados en las salas de conferencias iban desde como impulsar el desarrollo de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) en un mercado como Haití que ha sido etiquetado por muchos como estado fallido. Un país que debido a su alto nivel de pobreza, corrupción y violencia no genera gran interés a los grandes inversionistas del planeta.
Es precisamente en Haití donde las TIC parecen posicionarse de forma esperanzadora para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Esfuerzos por bancarizar a las personas a través de aplicaciones financieras o la simple posibilidad de grabar un video y colocarlo en redes sociales tienen consecuencias importantes en el primer país independiente de América Latina y el Caribe.
Como contraste a la situación haitiana en Islas Caimán nos encontramos con un mercado que cuenta con tecnologías de punta, un marco regulatorio estable y un ingreso per cápita superior al de Estados Unidos, Australia, Japón o Alemania. No obstante, su baja población y pequeño territorio evita que un mayor número de operadores de telecomunicaciones se interesen en entrar a competir en este país caribeño.
Una situación similar se vive en la isla de Bermuda, aunque geográficamente alejada del Caribe (al igual que Turcas & Caicos o Bahamas), las conexiones históricas y culturales hacen de esta nación atlántica un ejemplo a observar por el resto de mercados de la región.
Sin embargo, quizá sea en las Islas Vírgenes que notemos las enormes diferencias que existen en la región. Por un lado, las Islas Vírgenes Estadounidenses se caracterizan en servicios móviles por estar incluidas en la misma región de Puerto Rico. Por lo tanto, quien recibe una licencia para servicios móviles en la más pequeña de las Antillas hispano parlante también lo hace en Islas Vírgenes. Curiosamente no se encuentran los mismos operadores móviles ofreciendo servicios en Puerto Rico que en Islas Vírgenes Estadounidenses. Si la comparación se hace con Islas Vírgenes Británicas, los tiempos de adopción a nuevas tecnologías son más lentos y el número total de prestadores de servicios es menor.
Entre los diversos temas que fueron abordados durante los días del evento hubo dos que acapararon la atención de gran parte de los asistentes. El primero es la creciente importancia de los contenidos en el mundo de las telecomunicaciones, no simplemente en su desarrollo sino en todos los segmentos de su cadena de valor. El futuro de las redes de telecomunicaciones estará intrínsecamente ligado al desarrollo de contenidos que atiendan necesidades locales y permitan a quienes los consumen identificarse con una realidad cercana mientras se sienten integrados a la aldea global.
Es por esta razón que las entidades encargadas en la producción de contenidos caribeños – en los cuatro idiomas principales de la región – tienen que comenzar a mejorar su logística de distribución. La misma tiene que estar acompañada de alojamiento local que permita reducir costos de acceso, sobre todo en aquellos mercados que no cuentan con gran diversidad de salidas internacionales. Afortunadamente los esfuerzos para diversificar las salidas internacionales siguen su marcha, como también aquellos dirigidos al hospedamiento de contenidos localmente.
La parte logística es también la más sencilla. Lo complicado, como ya han experimentado empresas que operan en una multiplicidad de mercados caribeños, es como identificar contenidos que generen demanda para su consumo. Hasta temas universales como los deportes sufren una fragmentación en su consumo en un área geográfica que divide sus pasiones entre el baseball, el fútbol y el cricket.
El segundo tema en discusión trató de la digitalización de todos los segmentos productivos de la región. Aquí se tocó que van desde temas como la integración del soporte a Internet de las Cosas en el diseño de LTE Pro, hasta la disponibilidad de dispositivos que permitan un progreso ininterrumpido de la digitalización en el Caribe.
Como parte del panel en digitalización regional, pedí a la audiencia apartarse del grandilocuente discurso sobre ciudades digitales, tomar un paso atrás y enfrentar la realidad del área. Mientras que países como Puerto Rico, Jamaica o Belice pueden hablar de ciudades digitales otros como Anguilla, Tórtola o Barbuda tienen que tener como meta transformarse en isla digital.
Para mí fue importante resaltar la importancia de la fibra óptica como elemento esencial ante cualquier estrategia de digitalización de la economía. La fibra debe considerarse no tan solo como un elemento usado para servicios de transporte, es imperativo que su uso para acceso incremente en los próximos años para al menos llegar a los niveles anunciados por Barbados (más del 85% de los hogares capaces de contratar servicios de fibra al hogar).
El desafío de digitalizar la economía no es menor si se tiene en consideración el gran número de especialistas técnicos necesarios para hacer realidad las metas de la digitalización. En este sentido, la expansión de programas en línea de la Universidad de las Indias Occidentales juega un papel muy importante en la formación de líderes que en un futuro dirigirán los gobiernos de estos mercados. Asimismo, centros de educación superior como la Universidad de Bahamas, el INTEC en República Dominicana y el Recinto Universitario de Mayagüez en Puerto Rico debe continuar con sus esfuerzos de concientizar a la población sobre la importancia que tienen las TIC en el desarrollo económico y social de un país.
Otro punto que pude mencionar durante mi intervención en CANTO fue recordar a la audiencia que varios países del Caribe aventajan a los países de América Latina con la existencia de un ente regulador de telecomunicaciones suprarregional encargado de establecer las leyes en cinco mercados del Caribe Oriental. La lógica dicta que sería a través de esta misma entidad, ECTEL, que veríamos los inicios de la creación de un mercado digital regional.
Finalmente, el congreso se enfocó en ver como las diferentes experiencias regionales pueden utilizarse como eslabón que una a los diferentes mercados en su búsqueda de un desarrollo TIC regional que permita acortar las distancias entre esta hermosa región de las Américas y el resto del mundo.
Referencias
Todas las imágenes son de Pixabay.