Durante el primer trimestre de 2017 tuve la oportunidad de reunirme en Bahamas, Barcelona, Bogotá, Buenos Aires y Curazao con algunos de los principales líderes de América Latina y el Caribe en el campo de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC). Provenientes de todos los rincones de las Americas, los desafíos que expresaban eran similares a los que ya había escuchado por distintos representantes caribeños en la pequeña, pero agradable Willemstad, Curazao.

Precisamente en Curazao la preocupación era como afrontar una nueva realidad donde la automatización de procesos y los eslabones que constituyen la cadena de valor en la elaboración, mantenimiento y distribución de contenidos se presentan como principales desafíos. Mientras en las grandes urbes metropolitanas el discurso oficial parece centrado en la planeación de ciudades inteligentes, en el Caribe el foco apunta hacia la creación de islas inteligentes. Simplemente maximizar recursos, incrementar eficiencias y lograr una redistribución de recursos hacia aquellas áreas que más precisa la población para enfrentar el tsunami digital de las próximas décadas.

Las estrategias para lograrlo son varias y van desde incrementar la cantidad de fibra óptica conectada al hogar a nivel nacional, siendo Barbados el mejor ejemplo en el Caribe en este renglón, hasta intentar potencial la presencia de centros de estudio universitarios para dar énfasis a carreras relacionadas a las TIC o al menos involucrar estas tecnologías para incrementar la cantidad de personas que puedan tener acceso a este tipo de estudios. En este sentido, las conversaciones que tuve en Nassau, Bahamas, indican un claro interés de distintos actores de este país en trabajar en conjunto con el College of the Bahamas para que los estudiantes comprendan como las TIC impactan cada una de las carreras impartidas por esta institución.

Otro avance que he visto en los últimos años es la oferta de grados universitarios oficiales por medio de educación en línea por el University of West Indies. Quizás la importancia de este desarrollo no sea tan obvio para quienes ignoran que esta institución fue creada para ofrecer estudios universitarios a estudiantes de 18 mercados del Caribe, pero sin embargo solo cuenta con facilidades en tres de estos – Barbados, Jamaica y Trinidad & Tobago. La oportunidad de brindar títulos en línea abarata los costos de obtener un título universitario oficial a aquellos estudiantes que no pueden costear trasladarse a otro país para estudiar.

Un tema que parecía tener consenso a través en todos los países visitados se refiere a los objetivos que se tenían localmente a principios de siglo para el sector de telecomunicaciones. Los niveles de adopción de las TIC han superado todas las proyecciones iniciales. Ahora las preguntas recurrentes son que hacer con toda esa conectividad actual, como poder cerrar esa brecha del último 10% de la población sin servicios de telecomunicaciones y de qué forma se pueden acelerar los niveles de innovación.

Esta triada no se responde de forma sencilla. Muchas veces ni los mejores casos de éxito, ni los números salidos de un modelo financiero coherente o el sentido común son suficientes para solventar obstáculos. Por ejemplo, el despliegue de infraestructura a nivel local es un tema que puede verse en numerosas jurisdicciones como uno de desafío del poder central a los derechos adquiridos por los gobiernos locales.

Desgraciadamente en ocasiones las decisiones tomadas con las mejores intenciones pero con información incompleta pueden ser idénticas a aquellas hechas por quienes priorizan el lucro personal al servicio público. Siempre la victima inevitable parece ser el consumidor. Sobre todo si se le hacen promesas de conectividad basadas en medias verdades que nunca cumplirán con las expectativas generadas. Por ejemplo, declarar que gracias a la intervención gubernamental se reduce la brecha digital pues se invierte en fibra óptica no siempre es correcto. Si la fibra que se despliega es en zonas donde ya existe este tipo de redes la llegada de una nueva red de fibra lo único que hace es incrementar la competencia (algo positivo para los usuarios de esas localidades) pero no disminuye la brecha digital que se mide entre quienes tienen acceso a conexiones de fibra óptica y quiénes no.

Otro tema que no deja de ser preocupante por su impacto en las brechas digitales que aceleradamente se incrementan en la región son las trabas a la adopción de nuevas tecnologías. Diversos obstáculos prevén a los usuarios a utilizar los últimos desarrollos tecnológicos disponibles, situación que puede tener repercusiones negativas si el interés de las autoridades es promover el desarrollo del país por medio de la utilización de las TIC en los diversos sectores de la economía.

¿Cómo surgen estas trabas? No hay formula definida ni un mal que explique toda la dolencia regional. Hay casos donde los altos impuestos retrasan la compra de dispositivos que permitirían al usuario acceder a aplicaciones y servicios que las versiones anteriores no pueden soportar. En otras ocasiones, la falta de transparencia simplemente se traduce a ver parte de la infraestructura a ser importada robada o con agentes de gobierno pidiendo estímulos no tradicionales para acelerar el proceso aduanero del nuevo cargamento.

En otras ocasiones el pequeño tamaño de los mercados junto a su compleja realidad política hace que muchos proveedores los releguen a un segundo plano. Lo importante parece ser siempre atender las necesidades de los grandes mercados, sin importar que aquellos lugares de menor tamaño geográfico – muchas veces en el Caribe – y población podrían ofrecer valiosa información sobre el comportamiento del mercado una vez se haya alcanzado un alto nivel de penetración de la nueva tecnología. Si se habla de aplicaciones relacionadas a servicios de salud o de aquellas que hacen más eficiente realizar un trabajo, su importancia no debe ser subestimada.

El tercer desafío antes mencionado podría ser explicado como la falta de entendimiento de muchos tomadores de decisión que llegan a confundir el despliegue de infraestructura como innovación. El camino del mundo IP nos conduce a una inevitable realidad en la que las distintas plataformas tecnológicas son simplemente tuberías que encierra dentro de si el gran valor que le interesa al usuario. Asimismo, esta mentalidad, certera en la última década del siglo pasado, no parece ajustarse a una realidad donde lo importante ya no se centra en desplegar infraestructura sino también en saber cómo utilizarla para mejorar la vida de los consumidores.

Obviar este último paso puede ser consecuencia de la ignorancia que pueda existir sobre esta necesidad o simplemente el hacerse de la vista larga ante una solución que implicaría desembolsar grandes cantidades de dinero para brindar entrenamiento a los usuarios.

Las conversaciones fueron en Bahamas, Barcelona, Bogotá, Buenos Aires y Curazao pero muy bien pudieron ser en Monterrey, Montevideo, Managua y Puerto Rico. Las dudas son las mismas, ¿cómo sacarle el jugo a lo que ya está desplegado? ¿Cómo acelerar el despliegue de nuevas tecnologías? ¿Cómo lograr convertir en realidad el tan cacareado impacto positivo de las TIC en el crecimiento económico del país?

Lo preocupantemente curioso es que mientras escuchaba, pocas oí mencionar el rol de los contenidos.

Referencia

La foto es de Pixabay.

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