Una de las principales obligaciones que tienen las distintas entidades de gobierno es difundir de forma periódica cuales han sido los avances logrados por su gestión. Este ejercicio en transparencia es una condición necesaria para el buen funcionamiento de la democracia, pues permite que los distintos actores como la sociedad civil, el sector privado y hasta otras entidades de gobierno actúen como salvaguardas de los derechos de los ciudadanos. Entidades que funcionan de forma eficiente benefician al ciudadano de diversas maneras, al tener costos operativos más bajos y prevenir con bastante tiempo de anticipación las necesidades de inversión a realizarse en infraestructura y otros servicios.
Otro punto importante en la muestra de resultados es detectar las falencias existentes para poder implementar las medidas correctivas necesarias. Sin embargo, la realidad muchas veces nos muestra un presente lejano de estos deseos de eficiencia, pues la impericia heredada puede rebasar las capacidades de un gobierno para recomponer a corto plazo una situación que tardó décadas en madurar. Al final de cuentas, solo se pueden atender las necesidades existentes con las herramientas disponibles.
Quizás uno de los casos más emblemáticos sobre dificultades en buena administración lo encontramos en Puerto Rico. Este territorio no incorporado de los Estados Unidos está atravesando una de sus mayores crisis económicas de su historia. A grandes rasgos la situación económica de Puerto Rico se resume, entre otros elementos, en poseer más de US$ 72.000 millones en deuda, una tasa de desempleo superior al 10% de la fuerza laboral y sin acceso a los mercados crediticios internacionales.
La situación económica también ha tenido consecuencias sociales muy directas como un éxodo de personas en busca de mejores oportunidades laborales en el extranjero, principalmente en los Estados Unidos. Según el Negociado de Estadísticas de Transporte de los EE. UU. (BTS, por sus siglas en inglés) en 2014 emigraron de Puerto Rico más de 84.000 personas y todo indica que el número que se reporte finalmente para 2015 será mayor.
Por otro lado, cifras del Negociado del Censo de EE. UU. analizadas por Pew Research Center muestran que si la tendencia a la baja de la población de Puerto Rico se mantiene durante los próximos años, la isla tendría apenas 3 millones de habitantes en el año 2050. Y es que, en términos nominales, el número de emigrantes que impulsados por la crisis económica abandonan cada año este territorio estadounidense es el más alto de la historia, según datos del Centro de Información Censal de la Universidad de Puerto Rico.
Desafortunadamente el trabajo para revertir esta situación no es sencillo considerando que el Negociado del Censo estimaba que en 2014 el 46,2% de los habitantes de la isla vivían bajo el nivel de pobreza y 38,6% de los hogares recibían algún tipo de asistencia económica gubernamental. En comparación, datos de esta misma entidad estimaban que el porcentaje de la población estadounidense viviendo bajo el nivel de pobreza se ubicaba en 14,8% en 2014. Contrastando, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, para 2012 el promedio regional de personas viviendo bajo el nivel de pobreza se ubicaba en 28,8%.
Es importante recalcar que la actual situación económica de Puerto Rico no es producto de los últimos 10 años de gestión sino de décadas de mal manejo de los gastos gubernamentales. Sin embargo, lo que llama la atención ante esta crisis es la aparente dejadez del gobierno para afrontar medidas básicas como la publicación de los balances financieros auditados del país para los años fiscales 2014 y 2015, situación descrita por el Centro para una Nueva Economía (un think tank local) como “inaceptable desde una perspectiva de rendición de cuentas y buena gobernanza”.
Independientemente del origen del problema o de quién es el mayor culpable, hay un dato en el que la gran mayoría debería estar de acuerdo. No se puede encontrar una solución a la situación actual si no se incrementa la transparencia del gobierno al momento de obrar. Aquí hablamos, por ejemplo, de incrementar la facilidad de acceder a documentos públicos como propuestas de ley, balances financieros de las empresas controladas por el gobierno o las metas que se impone cada entidad gubernamental como parte de su objetivo de mejorar la calidad de vida de los puertorriqueños.
En este sentido, no es suficiente mostrar comparaciones de cómo se encuentra Puerto Rico frente a otras localidades. La simple publicación de estadísticas sin explicar el contexto de las mismas puede causar más daño que beneficio, pues se puede llegar a dar la impresión de que no hay ningún obstáculo por superar. Esto es sumamente dañino, si no se conocen o identifican los problemas existentes es imposible tomar las medidas correctivas para solucionarlos.
Las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) proveen un buen ejemplo de elementos que se pueden mejorar en Puerto Rico para fomentar el desarrollo. Para lograrlo es importante colocar la información disponible en un contexto adecuado que permita identificar las fortalezas de la industria local y mejorar aquellas áreas que se encuentren rezagadas.
Aquí entramos en el mundo de las comparaciones estadísticas que sirven como barómetro de la situación actual y de ser efectuadas correctamente permiten una mejor toma de decisiones. En este sentido, Puerto Rico desde hace ya varios años está siendo incluido en algunos estudios publicados por el Foro Económico Mundial, donde en su Reporte Global de Tecnologías de Información de 2015 la isla aparece en la posición 44 de 143 países.
La primera impresión luego de conocer estos resultados es resaltar la buena ubicación de Puerto Rico en relación a los otros mercados de América Latina y el Caribe, donde solo lo superan Chile (posición 38) y Barbados (39). Sin embargo, es preciso aclarar que Puerto Rico, aunque histórica y culturalmente es una nación latinoamericana, en el mundo de las TIC su realidad política y económica dista mucho a la que se vive en el resto de los países de la región. Para este estudio el Foro Económico Mundial se apoyó en datos suministrados por el Instituto de Competitividad Internacional de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.
Por ejemplo, las mayores decisiones referentes al mercado de telecomunicaciones local no se toman localmente. De esta manera, la adjudicación de espectro radioeléctrico para servicios de telecomunicaciones no se hace de forma separada, sino como parte de una estrategia gubernamental nacional de incrementar la cantidad de ancho de banda de espectro que se utiliza para ofrecer servicios de telecomunicaciones. Asimismo, planes dirigidos para incrementar la adopción de servicios de telecomunicaciones como el “Lifeline” o el “Connected Nation Fund” responden a una realidad nacional de EE. UU. en la que se integra a los territorios de ese país, y por ende a Puerto Rico.
Una vez aclarada esta realidad, revisitar las cifras del Foro Económico Mundial nos presenta un panorama que no es tan alentador si se tiene en cuenta que Estados Unidos se ubicó en séptimo lugar entre 143 países. Entre los aspectos relacionados a las TIC llama la atención que sean aquellos relacionados a las iniciativas y acciones gubernamentales las que queden en peor posición dentro de la comparativa del Foro Económico Mundial: a) adquisición de tecnologías avanzadas por parte del gobierno: posición 99 de 143 (EE. UU. en la 8va posición); b) visión gubernamental para promover del desarrollo por medio de las TIC: posición 79 (EE. UU., 39); y c) éxito del gobierno en su promoción de las TIC: posición 79 (EE. UU., 26).
En otras palabras, una mejor utilización de las TIC por parte de las autoridades de gobierno de Puerto Rico mejoraría inmensamente el posicionamiento de la isla a niveles globales y la acercaría al desempeño que refleja los EE. UU. Aunque en los últimos años se ha observado un mayor interés por parte de las autoridades insulares de promover el desarrollo y adopción de las TIC, indudablemente será positivo que esta tendencia continúe en las próximas décadas independientemente de las creencias políticas de quien ocupe la gobernación de Puerto Rico.
Poder cerrar la brecha existente en el mundo de las TIC entre EE. UU. y Puerto Rico es sumamente importante, si se considera que según cifras del publicadas en el Compendio de Datos Económicos del Banco Gubernamental de Fomento de Puerto Rico a diciembre de 2013 (las más recientes en su página web), los principales socios comerciales para exportaciones de este territorio estadounidense son: EE. UU. 71.6%, Bélgica 4.3%, Países Bajos 3.0%, Italia 2.8% y Reino Unido 2.4%. Mejorar la adopción de TIC por la ciudadanía, el sector privado y el gobierno es imperativo si se desea incrementar y/o diversificar las exportaciones – sobre todo en la parte de servicios.
Las mismas cifras del Foro Económico Mundial resaltan la importancia de la contextualización de los números. Por ejemplo, si se toman las estadísticas de penetración de servicios móviles sin ningún tipo de aclaración las posiciones de EE. UU. (102) y Puerto Rico (113) los ubican entre los más atrasados de las Américas, aunque en términos de tecnología se ubican entre los líderes del Hemisferio Occidental.
La explicación es sencilla, mientras que en la mayoría de los países existe un esquema de cobranza por servicio denominado “el que llama paga” (todas las llamadas entrantes no tienen costo) bajo jurisdicción estadounidense se utiliza uno denominado “usuario móvil paga” (paga tanto el que llama como el que recibe). Los mercados que utilizan “el que llama paga” tienden a tener niveles superiores de penetración debido al alto número de líneas prepago que poseen.
Como se puede inferir, las estadísticas llegan a desinformar cuando surgen de comparaciones forzosas en las que los elementos que están siendo contrastados no son idénticos. Increíblemente es una práctica bastante común, pues hay numerosos índices donde cada variable bajo una misma categoría parece ser estimada con un parámetro distinto, por ejemplo las cifras del Internet World Stats obtenida el 28 de marzo de 2016 muestran a Puerto Rico con 2.834.786 usuarios de Internet a diciembre de 2014. A esta misma fecha las cifras para Jamaica y Santa Lucia eran de 2013, mientras las de EE. UU. eran de noviembre de 2015. Si la comparativa deseada es con estados de EE. UU. la situación empeora, pues casi todos los datos se remontan a 2010. La pregunta ante esta realidad no es cuánto beneficio brinda hacer una comparación con estas cifras, sino cuánto daño puede causar.
Una comparativa más acertada sobre el estado de la banda ancha en Puerto Rico en relación a sus vecinos del Caribe nos la muestra la consultora mexicana Telconomia con cifras del Internet Live Stats. Esta consultora muestra que comparado con otros mercados del Caribe, el alto PIB per cápita de Puerto Rico (ajustado a la paridad de poder adquisitivo) no implica necesariamente una mayor penetración de estos servicios en la isla pues mercados que tienen un PIB per cápita entre 30% a 55% menor exhiben niveles de adopción a Internet similares. Se puede inferir que el consumidor puertorriqueño no adjudica tanta importancia a acceso a Internet como se observa en otros mercados de la región.
Es preciso mencionar que Internet Live Stats desarrolla sus proyecciones de uso de Internet basándose en datos provistos por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, el Banco Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la División de Población de Naciones Unidas.
De todas formas, los datos presentados realmente no son apropiados para ver cuán desarrollado está cada mercado pues como se mencionó anteriormente la comparación entre estados independientes y territorios subordinados a decisiones regulatorias de otros países no hace justicia a la realidad. Aparte de las diferencias en el marco legal hay otras que no se pueden apreciar en una tabla, como por ejemplo, la estructura de costos, capilaridad de infraestructura existente, poder adquisitivo y el número de prestadores de servicio.
Así como contabilizar líneas debe hacerse con más cuidado, esta misma precaución debe tenerse al momento de ver estadísticas nacionales que muestran una realidad agregada que no toma en consideración elementos como geografía, enlaces internacionales, tecnología seleccionada, tamaño del país, densidad poblacional, regulación existente, segmentación por edad de la población, poder adquisitivo o infraestructura desplegada. Estas estadísticas son una guía del panorama nacional por lo que no muestran las diferencias de adopción entre las distintas regiones de un mismo país.
En el caso singular de Puerto Rico, una mejor comparación sobre el desarrollo de los servicios de banda ancha sería con las otras jurisdicciones que se benefician del plan de desarrollo de este servicio llamado “Connected Nation Fund” del que la isla hace parte por medio de “Connect Puerto Rico”, o sea otros estados de EE. UU. En esta comparativa, basándonos en datos del Negociado del Censo de EE. UU. de 2013 en niveles de adopción de servicio de banda ancha, Puerto Rico sería superado por más de 40 estados.
Tampoco se deben obviar el impacto que tienen a nivel insular otros programas impulsados por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) en el mercado de telecomunicaciones de Puerto Rico como, por ejemplo, el antes mencionado “Lifeline” que provee un subsidio de alrededor de US$ 10 para la contratación de servicios de telecomunicaciones. El Programa de Salud Rural se enfoca en promover servicios de tele-salud y tele-medicina en localidades rurales, mientras que “E-Rate” tiene como objetivo a otorgar subsidios (entre 20% a 90% del costo total) para acceso a servicios de telecomunicaciones a bibliotecas y escuelas. Asimismo, no se pueden obviar los diversos desembolsos que ha hecho el fondo de servicio universal de los EE. UU. en Puerto Rico. Como se puede observar, existen incentivos para el crecimiento de las TIC en Puerto Rico que no se observan en otros mercados de América Latina y el Caribe.
El desarrollo de las TIC precisa datos locales que permitan identificar de forma rápida las áreas que necesitan de mayor atención. La disponibilidad de estos datos facilitaría determinar la estructura de costos de desplegar infraestructura de banda ancha en zonas apartadas y la plataforma tecnológica más barata según las necesidades locales.
No es lo mismo lanzar nuevos servicios en zonas urbanas densamente pobladas donde se puede reutilizar la infraestructura que ya está presente a hacerlo en una localidad que nunca ha tenido servicio de telecomunicaciones, ni siquiera de telefonía. Tampoco cuesta lo mismo ofrecer servicio a hogares por medio de LTE que con fibra óptica al hogar (FTTH, por sus siglas en inglés); aunque para el usuario final el mismo servicio sea el mismo.
Es precisamente la estructura de costos en la oferta de servicios un elemento que no puede obviarse al momento de analizar cualquier mercado de telecomunicaciones. Es por esta razón que es necesario contextualizar la información estadística comparativa que se recibe para de esta forma no hacer una lectura errónea que nos pueda llevar a sobreestimar la realidad. Un ejemplo de lo anterior se ve en los datos estadísticos que publica una empresa como Akamai comparando las velocidades de conexión a Internet promedio y pico de diversos países alrededor del mundo.
Usualmente, en las tablas sobre velocidades picos de acceso a Internet Uruguay sale como líder o en segundo lugar dependiendo del trimestre revisado. Sin embargo, el entorno uruguayo es sumamente distinto al del resto de la región pues posee una topografía sin grandes elevaciones, según el Instituto Nacional de Estadística de Uruguay el 61% de la población del país concentrada en tres departamentos (Canelones, Montevideo y Maldonado) de 19 en total y la empresa estatal está enfocada hace varios años a expandir servicios de FTTH.
Una característica única de la empresa de telecomunicaciones del estado uruguayo es que cuenta con el monopolio para la oferta de servicios de telecomunicaciones fijos (por medio de infraestructura alámbrica) entre los cuales se puede mencionar la telefonía, servicios de banda ancha y servicios de transporte de datos.
Otro ejemplo importante es Barbados, donde más del 85% de los hogares cuentan con acceso a FTTH pero en esta ocasión es una de 431 Km2 isla sin grandes elevaciones, menos de 90.000 hogares según el Censo de Estadísticas de Barbados.
Los datos de estos dos mercados contrastan con los de Puerto Rico, isla montañosa con una población con mayor distribución en los 78 municipios y mayores costos de despliegue de infraestructura que en los dos ejemplos anteriores. La inversión en telecomunicaciones que se ha hecho en Puerto Rico en los pasados 15 años excede a la que se ha hecho en Uruguay o Barbados en el mismo tiempo. Por ejemplo, solo un operador de telecomunicaciones en Puerto Rico durante un periodo de cinco años entre 2007 a 2011 invirtió alrededor de US$ 1.000 millones. Puerto Rico cuenta con más de 60 empresas ofreciendo servicios de telecomunicaciones y más del 95% de la inversión para el despliegue y expansión de nuevas tecnologías proviene de empresas privadas.
Una comparativa mal hecha brinda una visión distorsionada de la realidad. Ser líder permite ignorar falencias y evitar que se preste atención a pequeños problemas hasta que el tiempo agrave su impacto en la sociedad. Desafortunadamente, muchas veces esto ocurre sin que sea adrede, la lógica dicta que si todo está marchando bien es que no hay obstáculos por solventar.
Puerto Rico está en estos momentos atravesando uno de los peores momentos económicos de su historia. Esta realidad hace que sea imperativo que los datos que provea el gobierno reflejen de forma certera la dinámica local. La transparencia en la distribución de información es un requisito necesario para comenzar a revertir la presente situación económica de la isla.
Hay que impulsar el uso de las TIC considerando las relaciones comerciales de la isla, los segmentos de la economía que podrían beneficiarse de una mayor digitalización y la necesidad de que las tecnologías sean utilizadas para reducir costos e incrementar la eficiencia de todas las dependencias gubernamentales.
Las TIC son una herramienta y una oportunidad siempre y cuando se utilicen de forma acertada y de forma sostenible, sin subsidios que causen detrimento al crecimiento de todo el sector. Hay necesidad de digitalizar de forma armonizada las distintas dependencias del gobierno, incrementar los esfuerzos para educar a la población acerca de los beneficios que pueden obtener por medio de las TIC, integrar en los currículos cursos relacionados al uso de las nuevas tecnologías en áreas como el derecho, la medicina y la pedagogía.
La presente situación económica de esta nación caribeña va a requerir mucho esfuerzo, compromisos y tiempo. Será un proceso complejo donde una sola formula no será suficiente para resolver los grandes problemas que tiene la isla en estos momentos. Las TIC son una herramienta que pueden ayudar a allanar el camino e incentivar el crecimiento económico de Puerto Rico.
Referencias
La imagen principal es de Pixabay.
El gráfico es de Telconomia.