De la mano del diario británico The Guardian, desde el 5 de junio de 2013 estamos viviendo las secuelas de una de las más importantes noticias publicadas en la historia: la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos (EEUU) es responsable de una inmensa red de espionaje que monitorea tanto a entidades extranjeras como a ciudadanos estadounidenses sin la previa autorización de una orden judicial. Términos como PRISM o Boundless Informant han comenzado a ser mencionados en la prensa mundial.
El responsable de esta historia es el ex-contratista de la CIA Edward Snowden. Todos en algún momento u otro hemos escuchado hablar de Snowden pero pocos hemos prestado la necesaria atención para conocer que hizo para ser demonizado como traidor por unos y defendido como patriota por otros. ¿Por qué esta dicotomía?
La respuesta a esta pregunta es lo que intenta entregarnos Glenn Greenwald “No Place to Hide: Edward Snowden, the NSA, and the U.S. Surveillance State” (No hay lugar donde esconderse: Edward Snowden, la NSA y los EEUU). Greenwald es el periodista de The Guardian a quien Snowden entregó la información de la NSA para su publicación y la imagen que observamos en la mayoría de los debates televisivos como única voz defendiendo a Snowden. Desde su visión, los ciudadanos de los EEUU deben conocer como su privacidad es continuamente violentada ilegalmente por el gobierno gracias a los medios de comunicación como el teléfono o el Internet.
Historia
Lo paradójico de la situación es que precisamente en EEUU existen precedentes legales de protección a los filtradores de información que datan de 1778 y 1863, entre otras fechas. En otras palabras, este gobierno expidió legislación para la protección a informantes durante su guerra de independencia del Reino Unido y en medio de su guerra civil.
En el siglo XX observamos dos eventos: las filtraciones de los Papeles del Pentágono por Daniel Ellsberg a The New York Times que demostraban como la administración de Lyndon B Johnson mentía sistemáticamente sobre la guerra de Vietnam y el escándalo Watergate instigado por las revelaciones de “Garganta Profunda” a The Washington Post.
Actualidad
No obstante, el acercamiento del gobierno de EEUU hacia los filtradores ha evolucionado hasta el punto de aprobar leyes que condenan las filtraciones aún si están revelan comportamiento ilegal por parte del gobierno. Por ejemplo, la decisión Garcetti v. Ceballos de la Corte Suprema de EEUU emitida en el 2006.
Greenwald enfatiza como el ahora presidente Barack Obama durante su primera campaña presidencial prometía proteger a quienes filtraran información que demostrasen violaciones de ley por parte del gobierno. Pero una vez obtiene la presidencia, se convierte en el Presidente que más ha violentado la libertad de prensa enjuiciando por espionaje a más delatores que todos los presidentes de EEUU anteriores combinados. O la decisión del Departamento de Justicia en contra del periodista James Rosen de Fox News Washington acusándolo de conspirador de un crimen al no revelar la identidad de un informante.
Filtraciones
Entre las numerosas revelaciones sobre el comportamiento ilegal del gobierno de EEUU que no se relacionan con la protección de la seguridad de sus ciudadanos se destaca “PRISM” (prisma). Este programa de vigilancia fundado en 2007 tiene como objetivo monitorear todo el tráfico de voz y datos que se origina en el extranjero y que en algún momento pasa por servidores ubicados en territorio estadounidense. PRISM también monitorea todo lo que sea comunicación entre una persona en los EEUU y una en el extranjero sin necesidad de obtener una orden judicial para hacerlo.
El programa denominado “Boundless Informant” (informante sin límites) consiste en hacer un “data mining” de la información que pasa por las redes de varias empresas de comunicaciones – millones de variables o metadata – de individuos localizados dentro y fuera de EEUU. El alcance es tan amplio que solo en el mes de marzo de 2013 por medio de este programa se levantaron 3.000 millones de datos.
Considerando que la gran mayoría del tráfico global de Internet pasa por servidores estadounidenses la violación a la privacidad alcanza niveles astronómicos. Asimismo, si la información recopilada es de residentes de EEUU y no existe una orden judicial se podría hablar de un acto inconstitucional del gobierno.
Greenwald agrega que las filtraciones de Snowden demuestran que estos programas no solo se enfocan en promover la seguridad de los EEUU sino a espionaje político y económico como escuchar llamadas telefónicas del entonces candidato y ahora presidente de México Enrique Peña Nieto hasta espionaje económico a empresas como Petrobras de Brasil.
Prensa estadounidense
El libro concluye con una fuerte crítica a los medios tradicionales de EEUU como The Washington Post, The New York Times y The New Yorker a los cuales acusa de no cumplir con su rol de periodista y prestarse a ser voceros de la administración gubernamental de turno. Esto hasta el punto de avisar a sus representantes sobre la publicación de noticias que no pudieran ser bien recibidas para que pudiesen rebatirlas.
Conclusión
Considero que “No Place to Hide” es lectura obligatoria para todos aquellos interesados en comprender como el universo digital que nos rodea también facilita que los gobiernos – no solo lo hace EEUU – puedan infiltrarse en nuestra privacidad para recopilar datos sin orden judicial lo que puede tener consecuencias devastadoras para nuestra seguridad.
Del mismo modo, nos explica de forma indirecta algunas de las razones de la animosidad global en contra del control que ejerce los EEUU sobe el Internet y la urgente necesidad de descentralizarlo. Mientras tanto cuidado con lo que deciden colocar en sus perfiles de redes sociales.
Excelente Otero, como siempre. Te recomiendo, si es que no lo leíste todavía, a Lawrence Lessig y su libro Código y otras leyes del ciberespacio. No es ya de actualidad, creo que es de 2002, pero es increíble cómo anticipa todas estas cosas, y cómo hace un análisis de las fuerzas que van moldeando Internet, y por ende el mundo en que vivimos.
¡Gracias Nacho!
El libro que mencionas de Lawrence Lessig es parte de una serie de libros que considero son lectura básica y obligatoria para cualquier persona interesada en las tecnologías de información y comunicaciones (TIC). La revisión de su libro “Code 2.0” fue publicada en el 2006 y es una de las primeras obras que surge de un esfuerzo colaborativo en el que por medio de un Blog Lessig recoge comentarios, correcciones y actualizaciones a su primer libro.
Estoy de acuerdo que mucho de lo que estamos viviendo desde una perspectiva regulatoria lo anticipaba Lessig en su obra. Si lo acompañamos por la visión de académicos como Tim Wu o autores de distopías como George Orwell, Alan Moore o el mismísimo Isaac Asimov los deseos de volver a utilizar el Internet son muy pocos.
Por último, obviamente aprovecho la oportunidad para recomendar el libro donde Nacho es uno de los dos autores, “Disonancias del Capital Música, Tecnologías Digitales y Capitalismo” que pueden descargar gratuitamente en el siguiente enlace: http://goo.gl/GcNGZP
Abrazo, JFO