El acercamiento tradicional al análisis de cualquier tema en las Americas es hacer una división entre los mercados de América del Norte, reduciendo por temas más culturales que geográficos la región a Canadá y Estados Unidos, y aquellos más al sur denominados como América Latina. Rondando en medio de estas dos grandes porciones de tierra continental dejamos a ese lago mediterráneo llamado Mar Caribe.Caerlos Bosch

Si para muchos América Latina es la región olvidada del mundo, el Caribe es aquel vecindario al que los latinoamericanos le prestan poca o nula atención fuera de cualquier plan vacacional. No obstante, estamos hablando de una de las regiones más diversas y dinámicas de las Américas. Una tierra de contrastes donde la pobreza de Haití contrasta con la infraestructura que puede encontrarse en Martinique o las Islas Caimán.

Tal vez por esta razón cada vez que se tropieza con un antillano, la conversación se alarga: las coincidencias unen. Sobre todo, si la persona con quien se repasa la realidad procede del mismo pedazo de tierra que uno. Así me sucedió con Carlos Bosch quien trabaja en el tema de las telecomunicaciones hace varias décadas; en la actualidad trabaja para la GSMA North America y reside en la ciudad de Atlanta en el estado de Georgia. Sin embargo, como dicen en la menor de las Antillas Mayores, la “mancha del plátano” no se quita ni con el tiempo ni la distancia.

Carlos, oriundo de la mal llamada República de Ponce, no puede evitar reflexionar en cada pregunta sobre su tierra natal, creando paralelismos, reconociendo adelantos e intentando ser optimista pues “talento es lo que sobra”. Pero lo mejor es tomar un paso atrás y revisar su visión sobre el futuro cercano de los países de la Cuenca del Caribe y las posibilidades de una transformación digital que sirva para enriquecer pequeñas economías que ven en el turismo una gran porción de sus ingresos.

Es así como se queda pensando para poco después hablar de los tres factores que desde su visión tienen que atenderse (¿o será más adecuada la palabra resolverse?) para que los mercados del Caribe emprendan su camino hacia un crecimiento económico que a su vez permita reducir la pobreza e incrementar el número de personas bajo el nivel de pobreza.

PonceEl primero de los factores que impide un sano crecimiento en la mayoría de las islas es la falta de una política de administración de espectro que establezca una hoja de ruta clara sobre cuales serán las frecuencias a ser licitadas en los próximos cinco años. Esto incluye saber qué tecnologías podrán desplegarse en las distintas bandas de espectro (considerando que 5G requiere espectro en bandas bajas, media y altas) hasta temas más mundanos como interferencia entre islas – St Kitts y St. Eustaquio, por ejemplo.

El segundo de los factores que tiene que resolverse es el modo de acceder a la infraestructura y los dispositivos en el momento oportuno. En medio de economías tan pequeñas los factores a considerar van desde las economías de escala posible que puedan tener los operadores locales hasta las tecnologías que protagonizan a los mercados de origen de los distintos turistas europeos y estadounidenses. Si, pese a la drástica caída de más del 80% de los ingresos por servicios de itinerancia aun este sector continúa siendo importante para más de un operador.

Finalmente, el tercer factor es la viabilidad de formular una estrategia de despliegue continuo que vaya mucho mas allá de las redes o terminales elegidos por el operador de telecomunicaciones. La infraestructura debe ser parte de una estrategia mucho más amplia que permita el diálogo entre el sector privado, la sociedad civil y el sector público. La meta es poder integrar en una estrategia de transformación digital al sector público para que se comprenda la importancia de la educación constante en temas de tecnología, entrenando a los futuros técnicos y desarrolladores de aplicaciones. Es relevante identificar los puntos débiles de la infraestructura regional.

Se trata de realizar una radiografía regional en la que se identifiquen donde se deberían colocar IXPs y cómo la digitalización podría contribuir a segmentos verticales regionales como la explotación de petróleo en Trinidad & Tobago, turismo en Cuba o servicios financieros en las Bahamas. Aquí aclara que para encaminarnos a la transformación digital es necesario comprender que todo lo que son redes de transporte internacional debe mejorarse y entender por supuesto la correlación entre la estructura de costos en la oferta de servicios de telecomunicaciones con la presencia de salidas internacionales. Quizá la caída en tarifas de banda ancha que siguió al encendido del cable submarino que conecta a Guyana, Surinam y Guiana Francesa con el resto de la región sea uno de los mejores ejemplos de este impacto durante la ultima década.

Pero tener la infraestructura no lo es todo, es más, sin la presencia de una estrategia de Internet de las Cosas para segmentos verticales se torna muy difícil justificar la inversión en la expansión de redes de telecomunicaciones en países como Republica Dominicana, Belice o Puerto Rico, pues el retorno de inversión no ha sido explicado de forma sencilla. Hay que quebrar la mentalidad de que todas las soluciones tienen que ser importadas y confiar en el talento local. Pensar que de estas playas han surgido figuras globales en la política, la canción, las letras, las ciencias y hasta en la religión, sino pregúntense de donde provienen los zombis.

La complejidad del Caribe no debe inspirar miedo, sino esperanza. Saber que la diversidad es fuente de ideas y que esas ideas, repite nuevamente Carlos, deben ser nutridas con educación y conocimiento sobre las posibilidades de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC). Un conocimiento que debe incluir los patrones de comportamiento y uso de los usuarios de servicios digitales pues solo estudiando los patrones de uso se podrá identificar soluciones posibles a problemas que tarde o temprano aparecerán con las nuevas tecnologías, así como surgieron en las pasadas.

“Tienen que hablar”, “falta diálogo”, “la tecnología está, pero no la usan”, son algunas de las reflexiones de Carlos, cada vez que hacía un alto para recordar a su querido Puerto Rico. Frases tan comunes como lapidarias para un mercado que, al igual que la gran mayoría de sus vecinos, carece de una estrategia oficial de transformación digital.

Ojalá, pienso yo, no sea que el gobierno de turno haga lo mismo que todos los anteriores: esperar a que desde afuera se ofrezca una directriz para importar esa solución. Mientras eso sucede se pueden dar golpes de orgullo por tener 5G, aunque por el momento su alcance sea limitado a un mercado masivo que no explotará el potencial de desarrollo que presenta esta tecnología.

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