Puedo decir que soy bastante afortunado al tener el privilegio de conversar frecuentemente con los principales expertos sobre los mercados de telecomunicaciones de América Latina, el Caribe y también los Estados Unidos. Por ejemplo, durante los pasados dos meses me pude reunir en Argentina, Brasil y Uruguay con expertos de cada uno de estos países para escuchar de primera mano cuales eran las mayores inquietudes, principales oportunidades y más graves obstáculos para lograr la masificación de las bondades que ofrece el mundo digital.

Sus preocupaciones son distintas pero casi todas se centran en un mismo origen, la regulación. Mientras algunos expertos brasileños se preparaban para sus últimos partidos de eliminatoria recordándoles a los hermanos argentinos como dependía de ellos su clasificación al mundial de Rusia 2018, otros apuntaban a los altos impuestos y numerosas multas – algunas ridículas – que se impone a las empresas del sector como gran barrera para hacer despegar el mercado.

Un acercamiento puramente recaudatorio para cuadrar las finanzas del estado puede llegar a ser desastroso para la innovación y adopción de nuevas tecnologías. Sobre todo si el dinero recaudado no se utiliza para mejorar los diversos servicios públicos que reciben los habitantes de zonas remotas o aisladas (numerosas en un país del tamaño de Brasil) por medio del uso de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC).

Ser líder tecnológico global no se limita a la producción y venta de tecnologías también se refiere a su implementación como catalítico que impulsa igualdad entre regiones con poder adquisitivo dispar. Está bien soñar con 5G, pero que el sueño integre a todas las poblaciones del Amazonas y a cada una de las calles que cada mañana caminan niños de las favelas que aún conservan esa alegría tan dorada que les regala la inocencia.

Claro que el pensamiento de los expertos auriverdes por estas fechas se encuentra vagando por el viejo oriente. El campeón nacional claudica ante lo foráneo en un juego donde todas las fichas de ajedrez se mantienen ocultas en ese gran tablero llamado América Latina. Sería poco probable atravesar continentes para refundar la tradición y contar simplemente con un solo objetivo.

El paseo por Montevideo, como todos los de mi historia, dejó momentos de gran melancolía ante el conflicto del presente con el pasado. La charla específica fue narrada en estas páginas y contó con grandes especialistas de un país que vive cada día con la pasión del tango, la felicidad del gol y esa cordialidad de un mate entre amigos. Testigo y prueba de que innovar no es cosa de los países de gran tamaño, hablar de telecomunicaciones en las Americas no puede hacerse sin nombrar a Uruguay tierra defendida por balas de Garibaldi y la pluma de Dumas.

La búsqueda por Buenos Aires, porque estar en Argentina siempre involucra encontrar cosas impensables, me llevó por los mismos barrios del ayer. Entre sorbos de vino hablamos de lo propio y lo ajeno con trece argentinos convencidos en las posibilidades del mundo binario, aunque alguno lo describa, como ya fue narrado en estas páginas, con mayor originalidad.

El más reciente de los encuentros fue en la otra mitad del mundo, aquella que la filósofa decía se colocaba adrede en la parte de arriba de los mapas para hacernos perder las ideas. Allí, en la tierra de la estrella solitaria donde es más fácil comprar balas que alcohol, se reunieron diversos analistas con el deseo de hablar de América Latina y el Caribe. Una mezcla de expertos del sur que miran a los Estados Unidos desde su óptica particular y otra de compatriotas de Lincoln, Carter y Trump. Cada uno con su visión única de la no monolítica América Latina.

Nuevamente me vi rodeado de mentes brillantes especializadas en tecnología y regulación, nuevamente fui confrontado con la misma interrogante: ¿por qué Puerto Rico no pudo prever los daños que un huracán haría a su infraestructura de telecomunicaciones? ¿Por qué no se da prioridad a reconstruir y dar electricidad a la red de telecomunicaciones que es un elemento neurálgico para todos los esfuerzos de coordinar rescates y maximizar la eficacia de los esfuerzos de llevar ayuda a quien más lo necesita?

Por lo pronto, los senadores locales ya sea con buena intención, ya sea para justificar el sueldo, han decidido “ordenar a la Comisión de Innovación, Telecomunicaciones, Urbanismo e Infraestructura  del Senado de Puerto Rico, a realizar la más exhaustiva investigación sobre las razones por las cuales colapsó el 100% de las comunicaciones en el país durante el paso del Huracán Maria, los planes de contingencia de las proveedoras de telecomunicaciones certificadas por la Junta Reglamentadora de Telecomunicaciones” como dicta la Resolución 457 del Senado de Puerto Rico.

Una pena que no hayan incluido investigación a la inoperancia del gobierno de esta posesión estadounidense que por casi una semana tuvo conocimiento de la inminente llegada del huracán María y aparentemente no hizo nada para garantizar la comunicación con los 78 municipios, más localidades apartadas dentro de estos como Castañer en Lares. ¿Por qué la repartición de teléfonos celulares comienza después del paso del huracán cuando es necesario utilizar helicópteros porque la mayoría de las vías estaban intransitables? ¿Acaso no es esto un uso ineficiente de fondos públicos?

Demasiados porqués a los que tenía información ni respuesta. Ante los que me encuentro – más de cincuenta días después de la desgracia – con la misma indignación y rabia que desde el día primero. La diferencia es que ahora muchos servidores público políticos locales han identificado algún beneficio político al culpar al otro, evadiendo sus propias responsabilidades. Quizás quien no comprenda las bondades de pedir sin crear alternativas de sustentabilidad propias sea yo.

Como pueden imaginar mis respuestas fueron demasiado cortas para satisfacer la curiosidad de quienes preguntaban. Puerto Rico parece ser ese Jay Gatsby que todos cortejaban en tiempos de fiesta y ahora erróneamente se comportan como si fuese su funeral. Maestra vida camará, te da, te quita, te quita y te da…

El primer punto de conversación fue 5G. Los estadounidenses querían saber cómo sería posible que una tecnología tan avanzada pueda ser utilizada en una región que se encuentra años por detrás de los Estados Unidos en la adopción de TIC. Que Brasil y  Uruguay precedieran a algunos de los grandes operadores de Norte América y a la mayoría de Europa en sus lanzamientos de LTE eran datos omisos, al menos hasta ese momento.

Sin embargo, su pregunta contenía una dosis de realidad: ¿cuáles serían las aplicaciones que llevarían a esa explosión en adopción de 5G en la región? Al menos desde mi perspectiva no hubo una respuesta convincente, al menos para los años iniciales, más allá de las mayores velocidades de transmisión que ofrecerá la tecnología. Los grandes modelos de negocio apoyados en Internet de las Cosas aún tienen que hacerse realidad en un lugar del mundo donde según la Comisión Económica para América Latina el 29,2% de la población vive en niveles de pobreza y el 12,4% en pobreza extrema.

¿Cuándo veremos esa baja latencia de las nuevas tecnologías siendo utilizada en hospitales rurales para ofrecer servicios cirúrgicos en tiempo real a quien lo necesite? La diferencia entre disponibilidad de tecnología y despliegue de tecnología. Al final de cuentas, el despliegue de 5G como el de todas las tecnologías anteriores pasa mayormente por el filtro del interés político. ¿Por qué dar incentivos? ¿Por qué quitar impuestos?

Los cuestionamientos, ahora de la mayoría continuaban, para mencionar las contradicciones de los gobiernos que exigen inversión y arbitrariamente multan a los operadores de telecomunicaciones sumas en los cientos de millones de dólares, a veces dando la impresión de ser caprichosos en sus actos.

Un presidente que se acuerda del servicios de los operadores móviles seis meses antes de cada proceso electoral, un gobernador que se rehúsa al despliegue de infraestructura por operadores privados pues desea un monopolio público o ignorar a autorizaciones para mejorar infraestructura para eventualmente multar por falta de mejoras.

Asimismo, hablar de espectro radioeléctrico limpio y colocado a disposición de los operadores tampoco es tema sencillo. En algunos casos los altos precios de concesión por si solos, en otras ocasiones en conjunto de los requisitos de despliegue minimizan el interés de las empresas en adquirir el espectro que para ser rentable tendría que ser acompañado de un alza notable en la oferta de servicios – elemento que dependiendo de quién, dónde y cuándo resulta en subastas desiertas y bloques de espectro sin oferta.

Obviamente la diferencia entre mercados en América Latina hace que el concepto de armonización regional entre países suene foráneo a un analista acostumbrado a un regulador nacional, la FCC, que en términos de su estrategia de administrar espectro radioeléctrico casi siempre toma su propio rumbo. Esta lentitud parece indicar que al igual que en el pasado, muchos de los despliegues de la tecnología que termine siendo llamada 5G se dará que en estos momentos ya se encuentran en uso.

Otro tema importante fue el backhaul, aquí se hizo hincapié en las grandes reducciones en el costo por MB que desde 5G estaremos notando. En otras palabras, se viabiliza el uso de microondas en un mayor número de localidades en las que en la actualidad no se cuenta con fibra óptica. La fibra desplegada en estos momentos sirve para identificar quienes son los más aptos para recibir 5G a corto y mediano plazo. Casi al unísono se escuchaba de una u otra forma identificar aquellas zonas con gran capilaridad de fibra óptica.Pobres Sures por Merecer Algunos Nortes

Al final todo dependerá de las acciones que los gobiernos decidan emprender a corto y mediano plazo en una región donde poco a poco comienzan a pulular nuevos competidores con nuevos modelos de negocio. Mientras esto ocurre más de uno sugiere mantener un ojo avizor a eventos como el lanzamiento de servicio de la red extranjera, la tardanza en aprobar la fusión AT&T con Time Warner en los Estados Unidos o la llegada de nuevos viajeros a una región que por largo tiempo ha sido olvidada por el padre de la doctrina Monre y que en la actualidad tiene demasiados problemas internos como, por ejemplo, utilizar el color de piel como elemento que define la salud mental de un asesino. Un alto grado de melanina es el principal distintivo de los terroristas.

Los expertos con los que hablé en Brasil y Texas, en orden alfabético por apellido:

  • Berge Ayvazian, Wireless 20/20
  • Enrique Carrier, Carrier & Asociados (Argentina)
  • Gabriela Lago, Tahoe Consulting
  • Omar de León, Teleconsult (Uruguay)
  • Marcelo Erlich, ITC (Uruguay)
  • Juan Gnius, Consultor Independiente (Argentina)
  • Jay Gumbiner, IDC (USA)
  • Marcelo Kawanami, Global Data
  • Ari Lopes, Ovum (Brasil)
  • Ivan Maldonado, Global Data
  • Tuong Nguyen, Gartner (USA)
  • Renato Pasquini, Frost & Sullivan (Brasil)
  • Kristin Paulin, Ovum
  • Ignacio Perrone, Frost & Sullivan (Argentina)
  • Ernesto Piedras, The CIU (México)
  • Jesus Romo, Telconomia (México)
  • Gina Sanchez, Frost & Sullivan (Colombia)
  • Wally Swaim, 451 Research (Colombia)
  • Ricardo Zermeño, Select (México)

Los expertos con los que hablé en Argentina

Los expertos con los que hablé en Uruguay.

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