Muchas veces encontramos en medios de prensa anuncios grandilocuentes referentes a los grandes montos de inversión en infraestructura que destinarán los operadores de telecomunicaciones a sus redes en los próximos años. Usualmente, no siempre, los altos niveles de inversión son anunciados luego de que una empresa obtiene una nueva concesión de espectro, cuando decide expandirse a una nueva área geográfica o simplemente desea comenzar a ofrecer servicios por medio de una nueva tecnología.

Una de las características principales que tiene la industria de telecomunicaciones es que los  proveedores de servicio tienen que invertir constantemente altas sumas de dinero para mantenerse en el juego de ser protagonistas frente a los ojos de los consumidores. Por esta razón, todos los operadores de telecomunicaciones del mundo que desean reportar un crecimiento o como mínimo retención de su masa de suscriptores, invierten grandes sumas en el mantenimiento de su red ya desplegada y en la expansión de la misma.

Lo anterior no toma en consideración la inversión que un operador tendría que hacer para conservar la cantidad de suscriptores que posee. Por ejemplo, en un caso hipotético con una tasa de deserción mensual de 3% (cerca del promedio latinoamericano pero menor que la de muchos operadores) un operador con 100 millones de líneas tendría que invertir entre US$ 960 millones a US$ 6,4 mil millones de dólares para mantener su base de subscriptores sin ningún cambio.

¿De dónde salen estas cifras? Sencillo, es el costo de adquisición y retención de clientes que tendría que enfrentar el operador regional con 100 millones de clientes y una tasa de deserción mensual (Churn en inglés) del 3% ya que en América Latina estos costos van desde unos US$ 30 dólares hasta superar los US$ 200 si es que el cliente que se retiene o reemplaza requiere como parte del trato un fuerte subsidio para su teléfono de gama media.

Es por esta razón que cuando un operador menciona que está haciendo fuertes inversiones en el mercado de telecomunicaciones es muy dificil poder determinar cuanta de la inversión se destina a la retención de clientes, cuánta se destina a la publicidad y cuánta realmente se destina a expandir la infraestructura de red del operador. La que se destina a retención y/o adquisición de clientes, una cifra nada despreciable, usualmente se considera como parte de los costos operativos aunque en ocasiones se les incluye en otras áreas como publicidad y los operadores podrían agregar esta suma a los totales de inversión que se hacen en los mercados.

Como se había mencionado anteriormente, todos los operadores de telecomunicaciones del mercado tienen que destinar sumas de dinero al mantenimiento de red pues cada año alguna parte de la red experimenta problemas por lo que esas piezas tienen que ser reemplazadas. Estos daños pueden surgir de desperfectos en los equipos utilizados, daños que surgen como consecuencias de fenómenos naturales, accidentes y hasta vandalismo. Por ejemplo, en Puerto Rico luego de los huracanes de septiembre de 2017 hubo un operador móvil que sufrió la destrucción de más del 90% de sus antenas. También en las noticias en ocasiones hemos escuchado como por accidente un barco cortó un pedazo de fibra óptica dejando a millones de personas sin conexión. Por último, pienso que todos han visto como los pocos teléfonos públicos existentes están en su mayoría como mínimo con grafitis.

Todos estos ejemplos sirven para ilustrar y explicar el por qué los operadores anualmente destinan cientos de millones de dólares en el mantenimiento de su red. Aunque esta inversión pasa mayormente desapercibida de los medios noticiosos pues no incrementa el número de personas con cobertura, la misma es necesaria para mantener la calidad de servicio que se ofrece a la base de clientes establecida.

Es por esta razón que cuando uno se encuentra con un artículo que alude a que un operador es el primero invertir en un mercado luego de varios años la reacción inicial es sorpresa. Tomemos como ejemplo el caso de México donde se publica que luego de cinco a seis años finalmente un operador de telecomunicaciones de capital extranjero invierte en el país. Este anuncio, como se ha visto, aparte de ser completamente falso demerita toda la inversión anterior que ese mismo operador hizo en el mercado.

Hay quienes pueden argüir que la confusión del periodista puede explicarse gracias a la información tergiversada y errónea que relacionistas públicos disfrazados de expertos en telecomunicaciones comparten con el mercado. No obstante, este tipo de desinformación hace daño a un mercado que necesita mayor inversión y colaboración por parte de sus jugadores si lo que se desea es impulsar la transformación digital de la economía. Una transformación que no puede ignorar a los más de 50 millones de pobres con los que cuenta el país según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

De todas formas, el error noticioso sobre la inversión en telecomunicaciones lo que indica es la necesidad de un análisis serio sobre el panorama de inversión en el mercado que presente una metodología clara donde se cuantifiquen elementos idénticos, evitando contabilizar las peras del olmo.

Tampoco soy inocente y considero que un análisis serio sea la conclusión de este problema. Seguramente una vez se publiquen los resultados de esta investigación es de esperar que los resultados no coincidan con los esbozados largamente por quienes desinformaban, dejándolos en entredicho, por lo que seguramente intentarán denunciar el estudio como manipulado. Esto forzaría a nuevas inversiones en nuevos proyectos de investigación para corroborar los resultados de las primeras investigaciones los cuales tal vez llegan demasiado tarde para alterar las decisiones de política pública del mercado.

Regresando al tema de inversión, mi argumento es muy simple: cualquier persona que acuse a alguna de las grandes empresas que ofrecen servicios de telecomunicaciones en México de no invertir anualmente miente. Otro tema es si en la perspectiva de cada empresa, ciudadano o especialista la inversión en redes que hace cada una es suficiente o no. Esa es una discusión totalmente diferente y mucho más compleja.

Como también es otro tema cuanta inversión destinan los operadores de telecomunicaciones el despliegue y lanzamiento de nuevas tecnologías. Hasta cómo dividen la inversión entre sus distintos proveedores es un tema diferente, y como se ha visto recientemente, parte del juego económico y geopolítico internacional. Esos son temas completamente distintos que merecen cada uno un análisis independiente para poder considerar todos los datos disponibles y de esa forma lograr informar a los lectores del verdadero panorama de inversión que hay no sólo en México, sino en todos los países de América Latina.

Al final de cuentas, lo importante es que todas las empresas de telecomunicaciones que existen en en la region continúen invirtiendo en nuevas tecnologías y en la expansión de su red para asegurar que localidades que históricamente han sido desprovistas de conectividad puedan tener acceso a la misma. Regresando a México, ojala llegue el momento en que se pueda tener una conversación seria entre todos los miembros del ecosistema local y representantes de gobierno para hacer sugerencias destinadas a acelerar la cobertura de ese 5% de población (unos seis millones de mexicanos) que aún se encuentran excluidos del mundo digital. Sería un modelo que indudablemente atraería el interés de gobiernos de todos los rincones del planeta.

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