Se acerca el fin de 2021, para muchos un año que debería quedar en el olvido en el mundo de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC), por las pocas noticias con impacto real que surgieron durante su curso. Simplemente, el sector mexicano de telecomunicaciones ha decidido convertirse en personaje de Beckett y enfrentar el movimiento de las TIC, estático, con buena cara ante el mal tiempo.

El resultado es una larga lista de pendientes que pasarán a ser parte del trabajo por hacer para 2022, si es que el objetivo de la administración del presidente López Obrador desea realmente impulsar la innovación tecnológica y la reducción de las disparidades en acceso a las TIC que existe en el país. Sin el apoyo del ejecutivo, serán muy pocos los cambios que se den en el mundo de la tecnología en México que no estén liderados e impulsados por el sector privado.

Por esta razón, así como he hecho en años anteriores, estaré publicando mi lista de cinco deseos para el mundo de las TIC de México durante 2022:

Mi primer deseo es que se cumplan las leyes y el ejecutivo finalmente nomine a las mujeres que se suponen sean las nuevas comisionadas del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) antes de que expire a finales de febrero el termino de otro comisionado. Coquetear con instancias de crisis constitucional al rehusarse (no puedo pensar que sea olvido) a cumplir con los mandatos de la constitución y presentar al Senado candidatos a suplir las vacantes de los entes autónomos en apostar de mal forma con el bienestar de la población. El daño que se hace al mundo de la tecnología con cada día que pasa sin todos los comisionados que se supone posea el IFT con nombramiento y trabajando por el bien del país, va en detrimento del desarrollo, la inversión y la certeza jurídica que inspira el cumplimiento de la constitución nacional.

Mi segundo deseo se enfoca en las regiones más vulnerables del país. Con ese deseo de soñar con la elaboración de un plan maestro para disminuir las diferencias en accesibilidad a las telecomunicaciones (que sea claro que no escribí cobertura, también importante, sino accesibilidad) por parte de los habitantes de las zonas con menos densidad poblacional, más apartadas, mayores índices de informalidad laboral y un poder adquisitivo reducido. Dicho de forma más directa, las poblaciones más pobres del país.

México necesita un plan de conectividad serio, que deje a un lado la demagogia politiquera barata y se centre en como financiar proyectos que lleven acceso a las redes y ofertas de servicios que sean accesibles a las zonas más vulnerables. Se desea un plan de expansión de cobertura, una definición de subsidios para ofrecer conectividad a los más pobres y soluciones para que este segmento de la población pueda adquirir teléfonos baratos con los cuales conectarse a las redes de telecomunicaciones existentes en su localidad. Asimismo, este plan debe definir cómo se solventarán las necesidades de infraestructura civil que posee el país y que podrían ser un freno al momento de llevar servicios a hospitales, escuelas y centros de gobierno de municipios rurales.

Mi tercer deseo se centra en que todas las entidades de gobierno del país se den cuenta de la importancia de la educación y comiencen a contemplar la necesidad de impulsar la inclusión de las TIC en todos los niveles de aprendizaje. En un futuro cercano el impacto de las TIC creará una escasez de expertos debido a la alta demanda de los mismos gracias a la adopción del Internet de las Cosas, la computación en la nube, la analítica, la ciberseguridad y el blockchain, entre otras tecnologías. Asimismo, otras profesiones verán que el mundo digital las comienza a impactar directa e indirectamente por lo que una revisión del currículo para insertar cómo las TIC impactan ese segmento del conocimiento es un elemento necesario para quienes desean mantenerse competitivos en el escenario mundial.

Un cuarto deseo sería el establecimiento a nivel nacional de estrategias impulsadas por el gobierno para acelerar el impacto local que tendrán tecnologías como 5G. Así como en Chile se han creado iniciativas para colaborar con centros universitarios en el desarrollo de aplicaciones y productos que trabajen con 5G, lo mismo podría hacerse en México. Por otro lado, el acercamiento transversal en la planeación de la adopción de las nuevas tecnologías por las distintas entidades de gobierno al momento de lanzar soluciones que pueda utilizar la población es algo que ya se está materializando en países como Colombia, Paraguay y República Dominicana.

Un quinto deseo sería ver que el gobierno federal comience a considerar la llegada de 5G y la expansión en la capilaridad de fibra óptica como tema de desarrollo económico nacional. De esta forma, se estarían fomentando el desarrollo de programas que busquen la forma de estimular la adopción de estas tecnologías en los distintos segmentos verticales de la economía local. Así como Brasil ha formulado un plan para integrar el Internet de las Cosas en los distintos sectores de la economía para hacerlos más eficientes y productivos, de la misma manera el gobierno de México debería estar explorando cómo sacar provecho de las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías.

Aclaro que nada de lo anteriormente deseado es novedoso y ya distintos países de América Latina han comenzado a implementar en sus fronteras estas iniciativas. Lo que se pide sencillamente es utilizar el sentido común colocando al ser humano como centro de la política pública para que de esta manera cada nueva norma tenga como finalidad beneficiarlo directamente. ¿Acaso es tan difícil?

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