Esta semana tuve el honor de compartir con varios expertos del mercado mexicano sobre la situación de la llamada 5G en uno de los paneles del congreso Convergencia Show México. Titulado “5G ¿Cuándo, dónde y para qué?” el panel sirvió para presentar distintas perspectivas sobre las grandes oportunidades y desafíos con los que cuenta la nueva generación de tecnologías antes de su desembarco en tierras mexicanas.

Me acompañaron en el panel Miguel Calderón, vicepresidente para Telefónica México; Gerardo Soria, presidente del Instituto de Derecho de las Telecomunicaciones (IDET) de México; Mario Fromow, comisionado del Instituto Federal de Telecomunicaciones; y Salomón Padilla, vicepresidente de la Asociación de Telecomunicaciones Independientes de México (ATIM).

Entre los temas discutidos por estos panelistas se puede mencionar el cuestionamiento de cuán preparado se encuentra México para la llegada de 5G y las futuras implementaciones de realidad aumentada e inteligencia artificial cuando en estos momentos hay fuertes carencias en temas de infraestructura en el país. ¿Cómo pensar en automóviles autónomos cuando las carreteras están llenas de agujeros?

Otro aspecto en el que se hizo hincapié fue el presente financiero de los operadores de telecomunicaciones del mercado local. ¿Cómo pensar en inversiones de miles de millones de dólares en una tecnología que está a varios años de su madurez cuando sólo hay un operador de telecomunicaciones que es rentable? En este sentido, es importante para el mercado continuar la migración de usuarios a redes de banda ancha móvil, continuar expandiendo la cobertura de LTE y poder apagar lo antes posible las redes de tecnologías obsoletas.

La intervención del comisionado del IFT se limitó a mencionar cuales han sido los logros que ha obtenido este regulador durante su corta existencia. Desde haber publicado una hoja de ruta de las próximas asignaciones de espectro radioeléctrico hasta la necesidad de incrementar la cobertura poblacional de las redes de telecomunicaciones para de esta manera lograr conectar a los mexicanos que en este momento no pueden acceder a ninguna red terrestre de telecomunicaciones.

Por mi parte, durante mi intervención me limité a tratar de responder las tres preguntas. La primera siendo era más fácil de todas: ¿cuándo tendremos 5G en México? Aquí hice un aparte para señalar que si estábamos hablando a niveles latinoamericanos la pregunta llega un poco tarde pues en Uruguay se anunció el lanzamiento comercial de 5G hace unos pocos meses. Si la pregunta se refiere a la llegada de 5G a México la situación cambia un poco pues históricamente el país no se ha situado entre los líderes en el lanzamiento comercial de una nueva generación tecnológica de servicios móviles.

Por el contrario, México siempre se ha ubicado con ese grupo que lanza la tecnología luego de los pioneros tecnológicos y esto ocurre casi siempre después de 12 meses a 18 meses del primer lanzamiento en América Latina. Bajo estos parámetros, deberíamos tener la primera red comercial de 5G en México a más tardar en 2021 pero con grandes posibilidades de que sea lanzada antes la tecnología para servicios inalámbricos fijos. Claro que las fechas podrían cambiar dependiendo de la disponibilidad de dispositivos que puedan usarse con la nueva tecnología.

La segunda pregunta se limitaba a cuestionar ¿dónde 5G? Mi respuesta comenzó aclarando que contrario a tecnologías anteriores el objetivo final de 5G no son los seres humanos. Las especificaciones técnicas que tendrá el IMT-2020 indica claramente que el objetivo de las nuevas redes es lograr conectar hasta un millón de dispositivos por kilometro cuadrado. Para poder entender la magnitud de esta capacidad es como si el estado de Chiapas pudiese albergar cuatro veces la cantidad de líneas móviles actualmente en operación en todo el planeta.

Contabilizar líneas móviles tendrá que hacerse en un futuro cercano de forma distinta a como se ha venido haciendo hasta ahora, separando aquellas que son contratadas por humanos para su consumo y aquellas que conectan todo tipo de cosas. Posiblemente, estas últimas requieran algún tipo de segmentación por capacidad de datos transportados por cada una de estas líneas.

Este cambio de paradigma, palabra que pudo causar incredulidad en algún colega panelista, implica que el objetivo de las redes 5G es poder soportar el advenimiento del Internet de las Cosas. Este concepto a es un hermoso eufemismo para todo lo que se conoce en el sector de telecomunicaciones como transformación digital. La famosa transformación digital se refiere al uso de tecnologías y aplicaciones digitales en todos los segmentos productivos de la economía para hacerlos más eficientes.

Dentro de este esquema, el tráfico por redes móviles se incrementará de manera agregada en los próximos años de 10, 20 o 30 líneas celulares de Internet de las Cosas por cada una conectando a un ser humano. Este fenómeno eventualmente podría llegar a alcanzar una generación de tráfico lo suficientemente atractiva para que el retorno de inversión sea positivo dentro de un periodo de tiempo razonable. En otras palabras, localidades que en estos momentos no justifican con seres humanos el despliegue de una red, en un futuro la aparición de forma agregada de grandes cantidades de tráfico pueden llegar a justificar el despliegue de una red en esa misma región. Por ejemplo, sumando el tráfico generado por dispositivos en el segmentos agropecuario, vehículos, sistemas de seguridad y medidores inteligentes de energía. Lo que no se justifica con un solo despliegue se convertiría en realidad con la combinación del todo el tráfico generado en los distintos segmentos verticales de la economía.

La última pregunta es la que causó más reflexión entre los panelistas, ¿5G para qué? Aquí reiteré que como el 5G apunta a la transformación digital su modelo de crecimiento será distinto al de tecnologías anteriores apareciendo inicialmente algunas islas conectadas dentro del territorio nacional. Sin embargo, de forma más cercana los despliegues de 5G que veremos en la región seguirán enfocados a la oferta de servicios inalámbricos fijos y cuando lleguen los celulares a un precio asequible para la mayoría de los usuarios. Para lograrlo es necesario allanar el camino con la instalación de fibra óptica, asignación de espectro radioeléctrico en distintas bandas de frecuencias (bajas, medias y bajas) y la armonización en las reglas referentes al despliegue de infraestructura, entre otras cosas.

Resumiendo, 5G para habilitar la transformación digital.

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