Cada lugar donde he tenido el privilegio de haber vivido ha dejado en mí parte de su esencia, rescatada con la memoria. Esa parte de nuestro ser que nos fuerza a mirar el lado amable de nuestras experiencias y con la ayuda del tiempo logra reducir el tamaño de nuestros males.

Las reacciones son distintas porque las experiencias fueron diferentes. Hay lugares donde lo único que interesa es la ruta de escape, mientras hay otros que simplemente se tatúan en el alma. Para mí, Montevideo cae en este último grupo.

Montevideo

Llegar a Uruguay es desafiar la nostalgia, rendirse a esos recuerdos entre amigos y familiares bendecidos con una copa de vino. Es caminar por las calles para contemplar en la lejanía la alegría de lo que fue y que por causas del destino se encuentra a tantos kilómetros de distancia. Es escuchar tango, vivir futbol y escucharlos decir que son chicos en territorio cuando mi paisito original cabe casi 20 veces en territorio uruguayo.

El destino, en sus interminables juegos de azar, finalmente ha bienvenido que nuevamente pisara las calles de mi antiguo barrio. Esta vez como tercero, ese extraño que ve todo igual pero lejano, y con la responsabilidad de escuchar a varias de las principales voces sobre el sector de telecomunicaciones del tetracampeón mundial y principal ganador de torneos continentales de futbol. Deporte tradición del más chico de los países del Rio de la Plata, donde ganar es parte de la tradición y no un simple accidente generacional como el de los ingleses en 1966.

Copas America

Reunidos en el Club de Yates de Montevideo, cinco de los mayores conocedores del mercado de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) hablaron por varias horas de los principales desafíos de la industria de telecomunicaciones, los obstáculos a solventar por Uruguay y la relativa posición del país con el resto de las Americas. El objetivo no era encontrar culpables sino encontrar puntos en común que puedan comunicarse a las autoridades pertinentes y de esta forma contribuir a la concientización de un país célebre por su tradición de innovador tecnológico.

La conversación sobre Internet de las Cosas, transformación digital y 5G, entre otros temas, siempre se dio con el entendimiento que nos encontramos en un punto de quiebre entre lo tradicional y lo moderno representando por esa primera generación Ceibal pronta a entrar en el mundo laboral. Independientemente de lo conversado, el cambio de paradigma llegará de forma natural según vaya incrementando el alfabetismo digital.

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Mientras llega ese ansiado momento los protagonistas de la reunión comienzan a discutir la  importancia de ser innovador ante la transformación digital. Uruguay puede ser acusado de muchas cosas, por ejemplo, ser el único país en dar la vuelta olímpica tanto en el Maracaná de Rio de Janeiro como en el Monumental de Buenos Aires. También se le puede acusar de ser uno de los principales innovadores con el despliegue de nuevas tecnologías, ya sea móviles con LTE o alámbricas con uno de las mayores densidades de fibra al hogar (FTTH por sus siglas en inglés) en el mundo, líder indiscutido de las Americas en este renglón.

¿La pregunta indispensable es cuál es el valor real de la innovación? ¿Es necesario ser primero en el despliegue de una tecnología si el lanzamiento de la nueva tecnología no es seguido con altos niveles de adopción de la misma? ¿Vale la pena invertir en el establecimiento de  una red sin clientes a esperar e ir amortizando el despliegue mientras se van acomodando las economías de escala para hacer el proceso más barato? ¿Cuál es el rol del estado, en un país como Uruguay, en todo lo relacionado a innovación tecnológica?

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Lo anterior sirvió de  trampolín ante la necesaria discusión de la llamada transformación digital de la economía. Una transformación que de entrada puede significar un sinnúmero de cosas, pero todas dependientes de que los fierros estén en el lugar indicado. La transformación digital que incluye el uso de la famosa nube y sistemas de analítica se verá acompañada de un sinnúmero de eufemismos que se usan para referirse al mismo concepto, sea el Internet de las Cosas, la Ciudad Inteligente o el Edificio Digital, nos referimos a la digitalización de todos los sectores productivos de la economía con sus implicaciones en seguridad, educación y fuerza laboral.

Aquí la conversación entre los cinco expertos toma un freno para enfrentar la dicotomía de un Uruguay líder en tecnologías de banda ancha pero rezagado lo relacionado a la entrega de espectro radioeléctrico a los operadores móviles. Nuevamente la pregunta redundó en la necesidad inmediata de ese espectro radioeléctrico con un condimento adicional: la fibra óptica a las antenas celulares en un ecosistema 5G. ¿Cuán preparado está el Uruguay para poder brindar servicios de backhaul con fibra óptica de decenas de miles de las llamadas celdas pequeñas que servirán para apoyar en la descarga de tráfico evitando la congestión en estas redes?

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Sin fibra óptica no tendremos la expansión de la tecnología que comúnmente llegue a conocerse como 5G. Sin 5G no tendremos el soporte necesario para la expansión del Internet de las Cosas. Sin el Internet de las Cosas no podremos obtener todos los datos que justifiquen los grandes sistemas de analítica en la nube que en el presente nos prometen los evangelistas tecnológicos.

Sin lo anterior, el camino a la nueva tecnología prometida se presenta sumamente complicado, sobre todo en un mercado que al compararse a México o Colombia carece de un marco regulatorio lo suficientemente flexible (o desde mi perspectiva como observador externo autónomo) para enfrentar la transversalidad tecnológica que tanto se promete como consecuencia de la digitalización.

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Precisamente en este punto varios expertos vieron necesario acotar las grandes dificultades que conlleva implementar la tecnología a métodos analógicos de hacer negocio. Por ejemplo, las remesas internacionales por medio de tecnologías móviles por décadas han tenido gran éxito en países de África. No obstante, su desarrollo en mercados como Haití o Paraguay se ha visto frenado por las leyes financieras tanto del mercado local como de los mercados donde se originarían los envíos de dinero.

El potencial económico existe pero la realidad dicta que la transversalidad de la economía por medio de la digitalización de la misma continúa siendo una promesa que se encuentra lejos de la realidad.

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Temas como los operadores móviles virtuales, la interferencia satelital en ondas milimétricas y la necesidad de incluir el estudio de las TIC en las distintas facultades universitarias existentes en el país también generaron gran interés entre cuatro manyas y un bolso rebelde, pero retirado de las canchas. Tampoco se debe olvidar los ejemplos internacionales mencionados brevemente antes de continuar con la discusión de la dinámica local. Iniciativas como la Estrategia Europa 2020 dentro de la Agenda Digital de la Unión Europea o el Nación Conectada de Estados Unidos recibieron su debida atención.

Para concluir les recordé que sin un insumo tan básico como la electricidad, todo lo anterior se quedaba en un listado de preocupaciones filosóficas, como ejemplo, lo sucedido en Puerto Rico desde el 19 de septiembre de 2017.

Punta del Este

Los expertos que atendieron el “1er Foro de Pensadores del Uruguay TIC” en orden alfabético por apellido:

  • Andrés Cerisola, Ferrere
  • Sergio De Cola, Isbel S.A.
  • Omar De León, Teleconsult
  • Marcelo Erlich, ITC S.A.
  • Leonel Erlichman, Consultor Independiente

Referencias

Las fotos del evento son cortesía de Lucas Ledesma.

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